Noche intranquila entre dunas
Las sensaciones de dormir entre las dunas, el aire puro, la brisa que golpea tu rostro con miles de granitos de arena, ver un cielo cuajado de estrellas como solo se pueden ver en los desiertos o las altas cumbres donde apenas hay humedad, el silencio…. es algo que atrae y se desea. La inmersion en la mas áridas de las naturalezas la comunión con uno mismo, el fuego de la hoguera como única luz…
En Marruecos hace solo unos años esto solo era posible si te aventurabas tu solo con tu tienda, o sin ella, o vivirlo en algunas jaimas de nómadas con las condiciones mas básicas. Hoy debido al interés y desarrollo turístico puedes vivir lo mismo pero con todas las comodidades. Jaima de lujo con ducha, retrete, lavabo de piedra y agua corriente, camas impolutas de suaves sabanas con múltiples almohadas luz artificial, tienda comedor con exquisita gastronomía y si, también Wifi.
Elijas lo que elijas, una noche entre las dunas es algo inolvidable, aunque claro, una opción es mas cómoda, y mucho mas cara que la otra.
En este viaje de auténtico lujo el escenario fue excelente, pero las noticias pésimas. La Organización Mundial de la Salud había decretado la pandemia mundial y la incertidumbre aumentaba. Nos faltaban tres días para salir de Marruecos y a la velocidad que se sucedían las restricciones podía pasar cualquier cosa.
Sesión fotográfica.
El unico dia sin programa para montar en moto, bueno para montar pero sin tener que desplazarse de un lugar a otro lo tuvimos en Merzouga. Hay muchas cosas que hacer en este lugar para completar un dia lleno de actividades. Las normales darse una vuelta en camello por las dunas, o en buggie que aunque mucho mas caro es la opcion preferida por casi todos los que montamos en moto. Un buggie es la única forma de disfrutar de las dunas si no eres un experto piloto de moto de campo y sabes manejarte en la arena. Y eso solamente con moto de enduro, porque si lo intentas con una trail tu dominio de la motocicleta y en especial del puño de gas ha de ser muy superior, amen de utilizar ruedas de tacos.
La mayoría del grupo tomo la opción de visitar el mercado local de Merzouga y gozar de las mil imágenes, olores y hasta sabores que ofrecen los mercados tradicionales marroquíes y por la tardes divertirse en las dunas con los buggies. La única cita voluntaria programada fue la sesión fotográfica a la caída del sol. Una sesión que gracias al buen orden entre todos los participantes finalizamos en apenas 40 minutos.
Cuando todos regresaron al hotel, me quede solo, en la infinidad del desierto. Necesitaba estar solo y distraerme haciendo fotografías de un sol que agonizaba en el horizonte. Las noticias seguían empeorando. Cerrada la frontera de España con Marruecos. Nadie podía salir ni entrar.
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