RELATO ANÓMINO. Recibido el dia 18 Mayo 2020.
Sexagésimo día de confinamiento, media docena de libros y una docena de relatos escritos que me ayudan a olvidar esta eterna situación, la emoción de un nuevo libro me recuerda al de un nuevo viaje y su título aumenta la sensación, “SIN FRONTERAS” un libro escrito por Gustavo Cuervo y que ya su prólogo invita a no parar de leer, llegué al quinto capítulo y las pulsaciones se me dispararon, casi podía saborear el exquisito té de menta marroquí, me sentía invisible pero participe junto al grupo de viaje con sus anécdotas y risas, cada ciudad de su recorrido por Marruecos me transportaron de inmediato a vivencias pasadas, al llegar al desierto sentí la arena bajo mis pies y aquella experiencia pura que hubiese querido suspender en el tiempo entonces en ese instante me produjo una exaltación que nunca había sentido antes, cerré el libro con una gran sonrisa y salí a oxigenar mis pulmones en el horario establecido, cientos de preguntas me acompañaron en el paseo.
-Horario? ¿Limitaciones? ¿Multas?
Recordé el título del libro “SIN FRONTERAS” y de pronto vi ante mis ojos una frontera imaginaria que separaba un municipio de otro, di la vuelta como cada día para evitar problemas, pero sentí que me quedaba sin oxígeno y que nos habían robado la libertad casi sin darnos cuenta.
Amaneció y todo hacía sospechar que la rutina se volvería apoderar un día más de mí, pero entonces sentí que ella me llamaba, bajé al garaje y allí estaba mirándome ansiosa por salir, acaso no son los vínculos de los viajes aún más fuertes que los de la propia familia???
Arranqué la moto bajo toda mirada sospechosa, descubrí que el placer de acelerar y gritar bajo el casco me liberaba de la presión que sentía y una extraña sensación recorrió cada poro de mi piel, me sentí más cómplice con ella que nunca, escapamos en busca de tan ansiada libertad, escapamos de las normas absurdas, escapamos de la realidad…………
Un bello camino salpicado de amapolas y cultivos de cereales me hacían sentir como un ave que sobrevuela libre buscando sustentarse por una térmica, un fuerte olor a pino, romero, tomillo perfumaban el campo y con aire de ingravidez llegue a unas ruinas de un viejo monasterio donde más de quinientas ovejas y cabras pastaban a su alrededor y me recordaron a Marruecos, un par de motos aparcadas al margen del camino y dos personas que charlaban con el pastor se me quedaron mirando, el hombre con cuerpo más bien raquítico y con aire de prepotencia empezó a contar historias un tanto incrédulas, la segunda persona resultó ser una niña, su tez salpicada por acné y su pelo grasiento delato su edad que no superaba los catorce años, me quité el casco y rápidamente nos miramos, un extraño vinculo nos unió al instante, permanecía atenta a todo y cuando cogió algo de confianza me conto como había adquirido la minicross y que había sido el día más feliz de su vida, su pasión por las motos me llamó gratamente la atención, sin darme casi cuenta me fue aproximando sibilinamente junto a su moto para mostrármela y me explico todos los entresijos de su diminuta moto con pelos y señales, me mostró con pasión hasta los tapones de competición que le había puesto a sus ruedas, tocaba la cadena para demostrarme la limpia y engrasada que la tenía con sus manos aun de niña, sentía como se estremecía su voz al relatarme sus sensaciones en ella, cada salto y cada curva las volvía a revivir gran entusiasmo, tenía ante mis ojos una pequeña motorista de corazón y alma!!!
Me contó que tenía dos grandes sueños, uno, correr una competición de enduro y dos, ir a conocer Marruecos, la caída del sol nos recordó que nos teníamos que marchar, no pudimos darnos un beso, ni un abrazo, ni tan siquiera la mano, pero la miré profundamente a sus ojos ya con nuestros cascos puestos, la señalé con el dedo índice de mi mano derecha para hacer más hincapié al consejo y la dije en voz alta,
– PERSIGUE TUS SUEÑOS!!!!!