Las elecciones celebradas hacia seis meses habían dado como resultado que unos pocos centenares de miles de votos daban para tres diputados del PME, Partido Motoristas de España. Por la composición de las Cortes sus votos serian decisivos para cualquier acción legislativa, y el partido estaba dispuesto a sacar tajada.
Por aquellas cosas de la ley electoral los motoristas habían conseguido una representación pequeña, pero que debido el prácticamente empate entre los dos grandes partidos le dejaba en posición de elegir quien dirigiría el país en los próximos cuatro años. Las negociaciones estaban en su punto álgido. Se podía y estaban dispuestos a erigirse en una muy democrática dictadura de la minoría.
Su líderesa, Moterius Totalis, estaba prófuga de la justicia escondida en no se sabia que rincón, protegida por los suyos. Acusada de criminal de velocidad por circular a 280 km por hora de noche en un tramo de autopista sin trafico y con los pueblos mas cercanos a mas de diez kilómetros. En esas condiciones no podía hacer daño a nada ni a nadie, pero las normas había que cumplirás y la tenacidad en perseguir a los motoristas, debido básicamente a que aun eran indomablemente libres, había colmado el vaso de la paciencia de los motoristas. Su persecución vía satélite mediante la implantación de localizadores había sido una de las medidas que habían enfadado sobre manera al colectivo. Mas allá del control absoluto de movimiento por parte del Estado suponía una perdida de libertad personal que el Estado estaba dispuesto a implantar en todos los vehículos personales y no se les había ocurrido otra cosa que empezar con las motos. Como a todos los Estados les seducía y encandilaba el control de los ciudadanos y los motoristas resultó que serian su china en el zapato.
Todos los aficionados y usuarios de motos habían votado en masa a esa líderesa escondida que ahora estaba imputada, si, pero también había salido elegido diputada con lo que se creaba un conflicto. Ya había realizado varias apariciones publicas, siempre rodeado de motos y motoristas, e incluso había participado en manifestaciones y arengas públicas, una en la Gran Plaza Mayor durante mas de media hora. Aun con su orden de detención activa había entrado y salido impunemente custodiada por centenares de motos y había vuelto a desaparecer. Se rumoreaba, no sin cierta certidumbre, que incluso la policía motorizada había maniobrado para traerla y volver a llevársela. La depuración de responsabilidades que se había intentado en cada ocasión siempre había topado con un bloqueo en cuanto tenia que pasar por algún funcionario aficionado o propietario de motocicletas.
El colectivo se había unido sólidamente y no era para menos por las condiciones que estaban a punto de arrancar al impaciente gobierno de turno. El éxito del partido se había basado en su radical programa electoral.
Amnistía para todos los motoristas acusados por delitos de trafico.
Amnistía y libertad inmediata para todos los motociclistas perseguidos y detenidos por cuestiones de trafico; petición incuestionable e irrenunciable aun antes de sentarse a negociar. Por cierto, que no se sentarían a negociar en sillones de edificios escondidos, si no en los asientos de motos en la Plaza Mayor y a la vista de todos.
Cambio radical del acceso al centro de las ciudades. Acceso libre a todas las motos con independencia de su antigüedad. Libertad de aparcamiento sin restricciones. En las ciudades no se admiten vehículos de cuatro ruedas mas que los necesarios para abastecimiento, mantenimiento y los autos de titularidad de los motoristas. Esta con clausula especial para la clase política y administrativa. Solo podrían moverse por el centro de la ciudad en bici, en moto o en transporte publico. Anexo a esta la clausula: eliminación de todos los automóviles oficiales y sustitución por motos.
Proteccion completa y en menos de tres meses de todos los guardarrailes de todas las vías sin excepcione de ningún tipo y regalo de la ultima generación de airbag a todos los motoristas, sin obligación de uso.
Exención total de impuestos para las motos y el equipamiento motorista. Las motos no pagaran ningún tipo de impuesto municipal, comunitario ni estatal. Elevación al parlamento Europeo de la petición de exención total de impuestos para todo objeto o servicio de/o para motoristas en toda la Comunidad Europea y posterior elevación de la norma a la ONU.
La ley de acceso al medio ambiente se cambiaria en todos los artículos necesarios para que las motos de campo pudieran circular por todos los caminos de titularidad publica sin importar su anchura ni otras restricciones salvo en los Parque Nacionales donde no se permitiría la entrada de ningún vehículo. El que quiera conocerlos que vaya andando.
Creación de un cuerpo especial de policía constituido exclusivamente por motoristas que investigaría en todo el país y bajo los mismos criterios los accidentes en los que estuviera involucrada una motocicleta.
Los seguros obligatorios y de aportación mínima (simbólica) compensarían con un 1000 % mas a los motoristas damnificados tras una tramite no superior a los 30 días.
Combustible y electricidad subvencionada al 90% para todas las motos en todo el territorio nacional.
Subvención sin limite a las Federaciones y motoclubes para la organización de eventos motociclistas de toda índole. Cuatro GPs en España y dos pruebas del mundial de motocross, enduro, trial, superbikes, dirt track, speedway y hasta Ice Races cada año, cueste lo que cueste.
Todas estas medidas y algunas mas de semejante pelaje que aparecieron en el programa electoral del PME habían sido motivo de burla entre los grandes partidos. Diputados muy conocidos, portavoces y en general todos los rastreros aduladores y serviles adláteres de los políticos tradicionales, se habían mofado en público. Se habían reído a mandíbula batiente y hartado de decir que esas medidas eran imposibles y muchas de ellas inconstitucionales. Ahora estos mismos solo buscaban las fórmulas de congraciarse con este partido minoritario, ahora todos les hacían la pelota, todos decían que les gustaban las motos y no perdían la ocasión de hacerse fotos hasta con el ciclomotor del vecino. Don de dije digo, digo Diego o… San Diego.
Algunas medidas expuestas ponían al resto de la sociedad en contra, pero se llevarían a cabo. El PME había aprendido de la historia de los últimos años que los políticos eran cobardes y capaces de ceder hasta la saciedad con tal de asegurarse su poltrona. Estaban tragando con todo y seguían negociando sentados en el asiento de las motos en plena Plaza Mayor.
¿Te imaginas?
Gustavo Cuervo Navacerrada. 18 agosto 2024