Juan Francisco Castaño, madrileño y empresario (Structuralia, formación para la Ingeniería) es también conocido en RRSS como @JuanitoDucati. Actualmente es el Responsable del Ducati Club Doc Dce Zona centro, madrileño y amante de las motos y los viajes sobre ellas. Ahora también es propietario de una Ducati Desert Sled con la que ha viajado este año a Dakar.
Tenía catorce años cuando le quitaba a escondidas el Vespino a mi hermana y dieciséis cuando pasé la Vespa PK75 roja que tanto me gustaba. Pero tuve que esperar hasta los dieciocho para tener mi primera moto, heredada de mi hermano. Se trataba de una Gilera KK 125, deportiva, preciosa y que no me duró ni una hora.
El mismo día de mi cumpleaños un coche se cruzó sin mirar y me llevó por delante. Adiós moto, despues de tanto tiempo deseándola. Menos mal que ante mi disgusto mi padre tuvo la brillante idea de comprarme otra moto si pintaba todas las rejas y farolillos de la casa de la sierra.
Y así me hice con la increíble Aprilia Futura 125, con la que surqué la sierra de Madrid y hasta me atrevía a enfrentarme a las gordas con esa inconsciencia propia de los veinte años. Con mis primeros ahorros me hice con una Kawa GPZ600 con la que subía a la universidad flipando con ese sonido que le proporcionaba un brutal escape Vance&Hines. Creo que nunca he tenido una moto que sonara mejor que esa.
Lamentablemente fui a enamorarme de una chica que no comulgaba con las motos. Si os pasa, salir corriendo. Si llevas las dos ruedas en la sangre necesitas alguien a tu lado que lo comparta contigo. Asi que vinieron unos cuantos años sin subirme a una moto, vendi la Kawa y me pase a las cuatro ruedas.
Diez años más tarde me separé y lo primero que hice fue recorrerme todos los concesionarios de motos. Me compré una Yamaha YZF 600 que no me dejó mucha huella y tras esta vendrían una serie de motos en una búsqueda constante de la que mejor se adaptara a mi, aunque no tenía muy claro que esperaba de ella. No tenía un grupo de amigos para salir a montar, no me emocionaban demasiado los circuitos y nunca había probado viajar en moto.
Por mis manos pasaron una Triumph Speed Triple 1000 con 140cv. Una naked potente pero con la que nunca me encontré a gusto. A los tres meses de comprármela, bajando por la rampa del garaje, se fue la rueda delantera y acabé en el hospital con un esguince y una fisura en el pie. Así que decidí venderla y seguir mirando. Me enamoré de una Yamaha R6 negra que me duraría otros tres meses.
No me había dado cuenta que ya no tenía veinte años y no soportaba esa postura en el cuello y en las muñecas.
La siguiente moto si fue un acierto, una BMW K1200R poderosa como ninguna, con 160cv. Tres años estuvo conmigo y con ella descubrí una nueva faceta de la moto que hasta la fecha no había probado y que cambiaría mi vida desde entonces. Con mi pareja en ese momento, decidimos recorrer la Costa Brava. Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que a pesar de las incomodidades de la moto ya no quería viajar de otra manera.
Vendría después un gran cambio. La decisión que a todo motero le llega alguna vez, abandonar las R por motos más cómodas.
Me compré una BMW GS1200, la reina del turismo aunque fue concebida como una moto trail. Junto con la moto llegó a mi vida alguien increíble que aprendió a amar las motos a mi lado, viaje a viaje. Fueron 6 años de aventuras por toda Europa. Además de recorrer toda España y Portugal, descubrimos Escocia, Italia, Francia, Croacia o Austria.
Miles de kilómetros con viajes de dos a tres semanas sin bajarnos de la moto. Sin duda, una de las mejores épocas de mi vida. Junto a ella llego una BMW GTL 1600 que me duro ocho meses, demasiado peso para mi gusto y otra BMW GS1200 LC casi igual de buena que la de refrigeración por aire, aunque yo me quedo con la antigua.
Pero mi espíritu libre, característica común con muchos moteros, me condujo a seguir mi camino en solitario. Fue el momento de plantearme muchas cosas, entre ellas, que quería seguir viajando, pero no tenía con quien. Mis amigos de toda la vida no montaban en moto y menos viajes de muchos kilómetros. Así que decidí, a mis cuarenta añazos, apuntarme a todo lo que veía relacionado con viajar en moto.
Primero cumplí un sueño que siempre había tenido. Soy muy fan de Italia, su tierra, su cultura y su increíble concepto del diseño, me pasé por Ducati Madrid y me compré una preciosa Multistrada 1200 Pikes Peak. Ahora tenía que viajar y solo no me gusta. Pero el que busca encuentra y encontré personas que en poco tiempo se han convertido en una parte muy importante de mi vida.
Mirando por internet decidí estrenar mi flamante Ducati en un viaje organizado por Marruecos, donde conocí a sus dueños, Keko y David con los desde entonces he recorrido miles de kilómetros hasta incluso acompañarles como guía cuando necesitan ayuda. Marruecos, Pirineos, Republica Checa, Toscana o Corcega y Cerdeña han sido algunos de los viajes que hemos hecho juntos y muy recientemente Madrid-Dakar que podéis leer en 3 capítulos en la revista Motociclismo.
En esta búsqueda permanente por seguir montando en moto, descubri también otra gran familia. Todo empezó en julio de 2016 cuando me personé con mi moto en el puerto de Barcelona para embarcar rumbo a Italia con unos moteros que se llamaban Ducati Club Doc Dce. El espíritu de acoger a todo el que llega nuevo, solo lo he visto en las motos.
El viaje fue increíble y desde entonces tengo un familia con la que comparto kilómetros, viajes y alguna juerga que otra y desde febrero de 2020 soy el responsable del Club para la zona centro. Lo que me espera a partir de ahora no lo sé, pero espero que sea siempre a dos ruedas.