El mundo es grande, muy grande, con más de siete mil millones de personas repartidas en más de 120 países y miles de regiones. El mundo de la moto es más pequeño en números, pero está bien distribuido por todo el planeta. No tengo ni idea de cuantas personas utilizan motos en toda la Tierra, ¿quizás mil millones? ¿Te parece mucho uno de cada siete? Cuando viajas por Asia te dan ganas de aumentar aún más la cifra, pero esto es la moto como vehículo de desplazamiento personal, que, aunque algunos misóginos en Occidente la vean como un vehículo a perseguir, controlar, incluso eliminar si pudieran, en los países en vías de desarrollo es pieza fundamental de su prosperidad.
El mundo de la moto como ocio o deporte es mucho más pequeño, pero también está bien distribuido por casi todos los países, con excepción de los que aún no han llegado a un umbral de desarrollo que permite la utilización de motos por diversión. Nadie puede negar que la moto como vehículo lúdico tiene algo que supera idiomas, etnias, clases sociales y religiones.
Como llevo 41 años viajando en moto por todo el mundo he tenido la fortuna de conocer a muchos motoristas aficionados y profesionales de prácticamente todos los países por donde he pasado. Esto es, conozco unos cientos de apasionados motociclistas personalmente. Con Internet y las redes sociales se amplían a varios miles, a los que todavía no he estrechado su mano. La empatía, honradez y simpatía con la que llevo cuatro décadas rodando me hacen aumentar en cada ruta el gran tesoro de amigos en los cinco continentes.
Pero los amigos, o si quieres llamarlos más correctamente, los contactos, no sólo hay que hacerlos, hay que mantenerlos, lo que es mucho más difícil, mejor dicho, laborioso; dicen que tanto como ganar el primer mundial, lo difícil luego es conservarlos, no caer en la prepotencia, el orgullo y el ansia de superioridad que no indica más que los complejos del que así actúa.
Yo lo mismo respeto al humilde mendigo que al rey de cualquier país y, sobre todo, a todos trato por igual, con la admiración que me merece cada ser humano con sus diferentes circunstancias, sueños y deseos.
Soy generoso, a veces tanto que los cortos de entendederas confunden con estupidez y seguramente por esto, y por mucho más, la red de mis conocidos, especialmente en el mundillo de la moto y el viaje es muy amplia. Me enorgullece cuando en cualquier remoto rincón de cualquier extraña región los motoristas me reciben con alegría y muchas veces poco disimulada admiración. Pero no sólo entre ellos, también en hoteles, restaurantes, bares, talleres, agencias, entre policías, presidentes, funcionarios, peluqueros o agricultores…, en todas partes donde la moto sea entendida y la amistad valorada. Lugares de todo tipo, por los que he pasado o escucharon de mí. ¿Cómo no voy a ofrecer mis conocimientos de forma altruista a quien me lo requiera? A mi modo de ver sería una traición, una irrefutable muestra de egoísmo a todos aquellos maestros de la vida de todos los ámbitos que encontré por el camino. Así que, si vas por cualquier lugar y quieres, prueba a comentar que vas de parte de Gustavo Cuervo, quién sabe si allí también me conocen y entonces seguro te trataran como un amigo. Sólo te pido una cosa, demuéstrales que tú también eres merecedor de su amistad, del verdadero valor de la solidaridad motociclista universal.
Salud, km y amistad
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