Gon Castro. ¿Cuál es el primer mundo? Estas historias, acontecieron en un viaje no hace mucho, aunque ahora mismo parece que fue hace mil años, apenas tienen 6 meses. Nuestro primer mundo me ha demostrado muchas veces, no solo la relatada, que quizá no seamos tan ricos como creemos, ni tan avanzados, ni tan sociables. Quizá por eso, cada vez me gusta más viajar por lugares recónditos, alejados, vírgenes

Gerente y guía de ruta de Route 66 Experience, especialista en viajes en moto por USA. Toda una vida ligada al motociclismo, en áreas técnicas, y viajero en moto. Pero sobre todo motorista de esencia y corazón.

¿Cuál es el Primer Mundo?: frontera de Uzbekistán:

Acabo de cruzar la frontera de Kirguistán y entro en Uzbekistán por Osh. Vengo de la Pamir, y el camino de vuelta tiene un sabor un tanto raro al no haber podido completar el recorrido por culpa de la nieve y el hielo, aunque he visto los paisajes mas bellos que mis ojos han visto, aderezados con el blanco del invierno.

No tengo la sensación agria de la vuelta a casa, aún me faltan 8 mil kilómetros para llegar y empiezo la ruta de la seda. Marco mi destino de hoy, Uzbekistán, y sigo el GPS, pero algo no me cuadra, acabo de llegar a una frontera. _¡Maldita sea!_, reviso el mapa, y el GPS ha trazado la ruta más corta y atraviesa otro país, Tayikistán.

Veo la hora, calculo los kilómetros de retroceso, y me digo, _¿Por qué no?_, no tengo prisa y tengo visado. Todo fue lento, muy lento, y finalmente, la frontera para entrar de nuevo en Uzbekistán, estaba cerrada, y me tocó cruzar por otra a 100 km, por carreteras retorcidas. Paraba a preguntar para asegurarme, _¿España?!!, Barcelona,Real Madrid!_

Y se hizo de noche, aún me faltaba cruzar la última frontera para entrar de nuevo en Uzbekistán, cientos de personas se agolpaban con los pasaportes en la mano. Estaba un tanto impaciente para cruzar, y al ver toda esa gente me dije, _mira a tu alrededor, tú estas de vacaciones_.

Una vez cruzada la frontera, lo primero que hice fue buscar alojamiento, Maps.me me indica que el hotel más cercano está a 120 km, _la he cagado_, pienso. Es noche cerrada y hace mucho frío.  Montar la tienda se me hace complicado, no se ve nada. Voy muy despacio, la carretera está horrible y no me siento seguro, estoy muy cansado, agotado, y los kilómetros se me hacen interminables.

Llevo casi una hora dando bandazos en la noche,  veo una luz en lo que parece una tienda, hago el esfuerzo de desviarme, parar, y sacarme el casco. Pregunto con cara de agobio por un lugar para dormir, uniendo las palmas de mis manos y colocándolas al lado de mi cara. Supongo que esa cara de cansancio, pero que aún conservaba la sonrisa, me ayudó.

_Ven_ me dijo el buen hombre que atendía esa pequeña y humilde tienda de alimentación.

Me agarró del brazo y guiándome a la parte trasera, me enseño un cuarto con luz y electricidad.  Allí había una mesa en la que se come sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y  una alfombra  que la cubría.

_Tengo este cuarto libre, puedes dormir aquí si quieres_ sin dudarlo, le dije que si, y pregunté el precio.

_No tienes que pagar nada, necesitas un sitio para dormir, y yo te lo ofrezco, por la mañana, cuando te levantes, te vas y punto_Al cabo de un rato, su hijo me trajo té caliente

¿Cuál es el Primer Mundo? Viterbo, Italia.

Desembarco en Ancona, (Italia) de la larga travesía desde Grecia, es la una de la tarde mas o menos, y ahora ya me siento en casa, es como haber acabado el viaje, aunque me quedan unas jornadas. Voy bien de tiempo, me paro en un Lidl a comprar comida y bebida para el otro largo trayecto que me espera hasta Barcelona.

Al salir, el cielo se ha puesto muy gris, un día horrible. _Me da igual_pienso, después de los duros 15.000 km que he hecho, en todo tipo de situaciones, un día desapacible no me parecen ningún problema. El cielo cada vez se cierra más y más.  Llega la lluvia, una lluvia fuerte que no cesó en todo el viaje, y a las cuatro de la tarde era noche cerrada en la maldita autovía SS77.

Una autovía sin arcén custodiada por amenazantes guardarraíles, sin luz, lluvia muy fuerte con conductores temerarios, fue la constante en todo el recorrido. Circulaba muy despacio, con la visera entreabierta, con frío y los cuatro intermitentes puestos. Cada vez que un coche me adelantaba yo gritaba con rabia _¡¡Locos, estáis locos!_, no podía entender que en semejantes circunstancias me adelantasen rozando, tres veces más rápidos que yo.

No podía parar, tenía el billete de ferry para esa noche y aunque pilotando despacio me daría tiempo, no debería detenerme. En un momento determinado, empezaron las retenciones de tráfico.

_De puta madre, lo que faltaba_el tráfico, cada vez mas denso, derivó en coches parados. Iba pasando entre ellos como podía.  Me di cuenta que la autovía estaba cubierta de agua, y cada vez el nivel era mayor.

En un momento, el agua llega a los cilindros de la vieja bóxer y sucede lo que tenía que pasar; me meto en una zona llena de barro que el agua había arrastrado a la autovía, un río literalmente que la  cruza con fuerza y rabia.  Me caigo. La fuerza del agua me arrastra hasta golpearme con la cabeza en un muro, aturdido y como puedo, voy rápido a la moto, es lo que mas me importa.

Intento levantarla pero no puedo y no puedo soltar el equipaje por que el agua lo arrastraría y lo perdería, estoy desesperado.La moto bloquea el paso a un Range Rover, ¡y su conductor me está pitando!. _No me lo puedo creer_, estar en esta situación y que ese energúmeno me pite,  levantando los brazos con furia porque le bloqueo el paso.

De pronto aparece alguien que me ayuda a levantar la moto y desaparece. La moto arranca, pienso que la parte izquierda de la autovía puede tener menos barro y lodo, así que paso el río que lo cruz.  El resto del camino, hasta el puerto, fue solo lluvia.