A un panal de rica miel

dos mil moscas acudieron…

La fábula Las Moscas de Félix María de Samaniego viene al pelo para para reflexionar sobre lo que sucede actualmente en el motociclismo con la proliferación de viajes, retos y reuniones de toda índole relacionadas con el mundo de la moto en su faceta viajera y plenamente lúdica al margen del deporte. Compruebo asombrado el aumento exponencial de agencias, empresas y emprendedores de todo tipo y condición que ofrecen rutas y actividades en moto. El trabajo es atractivo sin duda, pensar en poder vivir de una pasión como es viajar en moto es normalmente tan seductor como difícil. El pastel es de muy rica miel.

Puestos a analizar veo tres tipos principales de promotores: Los apasionados, los oportunistas y los solitarios. Entre los primeros todos esos grupos de amigos o individuos que consideran y ponen todos sus esfuerzos en compartir sus rutas favoritas con compañeros de semejante afición. Suelen tener más ganas que medios y de la mano de la pasión cometen por desconocimiento o atrevimiento, graves errores al margen de meterse en embolados complejos de solucionar por su falta de experiencia cuando no en verdaderos problemas, sean administrativos o incluso jurídicos. Sólo su voluntad y aprender de los errores sin perder la pasión los convierten, tras la lógica selección social, en buenos empresarios y admirables colegas.

Que por golosas murieron

presas de patas en el.

Estos segundos versos aplican perfectamente a los segundos, los oportunistas. Estos son aquellos grupos de “iluminados” que ven aquí un negocio lucrativo sin más. Lo que siempre se llamaron “paracaidistas”. Suelen tener recursos y sobre todo marketing para vestir la mona de seda. Convocan reuniones, eventos, lo que sea, buscando ingentes números con la casi única regla matemática de multiplicar número de inscritos de pago por la cantidad requerida, y así les va. No es malo su fracaso por previsible, pero sí el daño que hacen al motociclismo en su versión lúdica y apasionada.

Otra dentro de un pastel

enterró su golosina.

Aquí incluyo a esos que han viajado en moto realizando periplos mas o menos complicados pero en solitario, algo que tiene tanto en común como si el que utiliza reiteradamente un patinete por la ciudad conociendo muchos de sus secretos ya se cree con capacidades para llevar un autobús lleno de turistas. Suele ser un lobo solitario y egocéntrico, lógicamente producto de su personal y particular forma del viaje. No admite críticas de tipo alguno y siempre está en posesión de la verdad más absoluta. Suele ser también alguien que se cree en la necesidad de demostrar continuamente que es el que más sabe y el que mejor conduce una moto. Viven hasta que pueden de explotar y hasta maltratar a un número limitado de acérrimos seguidores que le consideran un mesías y por tanto Dios absoluto sin mácula.

Para los mal pensados, sólo recordar que estas reflexiones no son debidas a que una de mis actividades sea la organización de viajes en moto por todo el mundo. Todos los que me conocen y los que no, lo sospechan, decir que siempre ayudé a cualquiera de los tres tipos que me pidieron consejo. Lo hice, lo hago y lo haré y si sigues pensando mal te daré la razón en que busco un beneficio. Pienso que la competencia es uno de los mejores alicientes para el progreso y la mejora. El más experimentado de los profesores y el más sabio de los doctores aprenden continuamente de alumnos y noveles.

Así, si bien se examina,

los humanos corazones,

perecen en las prisiones

del vicio que los domina.

Pues eso.

3 Octubre 2021. Gustavo Cuervo.