Fecha: 21 a 27 Agosto 2007. Pilotos: Sandra Voskoujil, Nico, Eduardo Hernandez, MAF
Países: Alemania, Francia. Longitud: 3.500 km. Entorno: Ciudades, llanuras, bosques, montañas. Terreno: Autopistas, asfalto.
19 de agosto 2007: Berlín
Hemos quedado en vernos con Eduardo en el hotel de Berlin que se encuentra en la zona llamada Tiergarten. Hemos escogido esta zona, por parecer ser bonita (el Zoo se encuentra allí), encontrarse cerca de la salida de la ciudad y, sobre todo, próxima a la ubicación del concesionario BMW Niederlassung, importante centro de venta y servicio tanto de automóviles como motos del país, y que también actúa como mayorista.
Durante su vuelo y enlaces, a Eduardo le han perdido el equipaje. Este desagradable contratiempo no puede, sin embargo, con su buen humor. Tras varias llamadas de reclamación a las consecutivas compañías aéreas, decidimos dedicar el día a Berlín y a reponer algo del equipaje perdido de Eduardo, básicamente camisetas, que además servirán de recuerdo.
Antes de comenzar a actuar como turistas por la ciudad en este soleado y caluroso domingo, nos dirigimos a BMW Niederlassung, porque estamos desesperados por ver nuestras motos. La sección de motos está cerrada, pero en la exposición de automóviles vemos gente. Explicamos quienes somos y qué pretendemos, pero el chico no tiene ni idea ya que pertenece a otro departamento. En fin, habrá que tener paciencia hasta mañana.
A partir de aquí comienzan nuestras desenfrenadas andanzas para ver lo máximo de Berlín sin caer en un agotamiento total: visitamos el Zoo dado que para cualquier amante de animales es prácticamente obligatorio conocer al pequeño osezno polar Knut. Desafortunadamente esa pequeña y blanca bolita está oculta bajo su madre y nos quedamos sin verlo.
Nos desplazamos a Ku’damm, una ajetreada zona comercial donde se encuentra la Iglesia Memorial de Guillermo Primero, “Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche”, también llamada la Iglesia Rota (y es que francamente su aspecto es como su nombre indica; los destrozos tuvieron lugar, como no, durante la segunda guerra mundial). Tras nuestra primera cerveza alemana, decidimos buscar otra zona, porque la cantidad de gente nos comienza a abrumar. Nos dirigimos hacia la puerta de Brandenburgo, para estudiar la zona y tener los accesos claros de cara a nuestra foto de rigor que deberemos hacernos con las Adventures. Pero antes nos detenemos ante un mar, un bosque, del tamaño de una manzana y formado por pilares de hormigón. De entrada no sabemos exactamente lo que es, pero la impresión y dureza que nos inspira nos hace pensar que se trata de un monumento; ciertamente se trata del monumento al holocausto, obra de Eisenman, y perderse dentro de ese laberinto de oscuros y fríos pilares, de diferentes alturas, y sobre un firme no uniforme, te hace sentir pequeño, insignificante, triste. Impresionante.
Estudiamos la zona de la puerta de Brandenburgo, fotografiamos la fachada del Reichstag, y huimos de esa zona ya que vemos mucha policía armada y en guardia así como muchos jóvenes llevando camisetas negras, algunos de ellos con bates de baseball. Esta huida nos lleva a Kulturforum, una avenida que recorremos prácticamente en su totalidad, mientras Eduardo sigue telefónicamente en busca de su equipaje. En esta avenida se encuentran museos de rango internacional: La Galería de Pintura, la Nueva Galería Nacional, la Filarmónica, la Sala de Música de Cámara, el Museo de Artes Decorativas, la Biblioteca Nacional y la iglesia de San Mateo. ¡Impresionante la cantidad de bellos edificios que se reúnen en esta avenida!!!
Tras probar las típicas salchichas Berlinesas, las curry bratwurst, con su Kartoffelsalat, y Apfelstrudel de postre, nos acercamos a Checkpoint Charly, la caseta de control de la parte americana reconstruida según el original, así como el museo del muro.
Y sabemos que seguramente nos estamos dejando muchos monumentos y curiosidades por ver, pero es hora de ir a descansar, porque mañana tendremos muchas emociones con las tan ansiadas Adventures!!
Eduardo tiene una grata sorpresa cuando llega a la habitación: ha aparecido su equipaje!
20 de agosto 2007: Berlín – Potsdam – Dresden – República Checa: Ustí – Lovosice – Praga
Madrugamos para poder tomar un buen y fuerte desayuno y llegar con tiempo a BMW Niederlassung. Sabemos que recoger las motos nunca resulta tan fácil y rápido como parece. Son las ocho y media.
Hacía año y medio que no estaba cara a cara con mi fiel compañera de viaje. Está siendo ciertamente como un reencuentro con una vieja amiga. La pobre ha envejecido prematuramente y muestra heridas abiertas y cicatrices de batallas. Pero su silueta no ha cambiado; sigue conservando esa desafiante postura. Al ponerla en marcha oigo que el arranque no suena muy bien. Luego recupera su familiar ronroneo. Coloco el asiento bajo que Ignacio de Todomoto, desde Sevilla, tan amablemente me hizo llegar. Nico y Eduardo escogen sus motos y las prueban. Aunque las motos han sido revisadas, no cesan de encenderse señales luminosas indicando posibles averías. Se trata sobre todo de bombillas. En mi caso, el portalámparas del faro esta provisionalmente sujetado con una espuma para evitar el movimiento. Pero esta misma espuma se recalienta creando un corto. En el taller no disponen del recambio y he de optar por hacer el viaje de esta forma. Eduardo compra varias bombillas de recambio. La moto de Nico presenta un problema algo más serio: el ABS no funciona. No es que esté simplemente inhibido, lo cual sería un mal menor. Es que físicamente está desconectado, causando que el servo funcione solamente al 50%. Ello significa que deberá conducir con más prudencia y adelantarse en las frenadas. Conectamos la antena del localizador por satélite y cuatro horas más tarde, tras haber reunido los papeles, podemos marchar y nos dirigimos al hotel para recoger nuestro equipaje.
Nos dirigimos a la puerta de Brandenburgo, ya con cierta prisa, para hacernos la foto de rigor. Afortunadamente, una vez más los Berlineses nos muestran su simpatía no poniendo objeción alguna para acercar las motos a este emblemático monumento y retratarnos.
A la una y media estamos saliendo de la ciudad. Ha comenzado nuestra aventura!!! Hemos decidido ir por la autopista hasta Dresden para avanzar dado que llevamos bastante retraso. Desafortunadamente hemos tenido que sacrificar algunas bonitas carreteras que habíamos seleccionado para comenzar nuestro viaje. La calidad de las carreteras en espectacular, y cada vez que nos encontramos un aviso de “asfalto en malas condiciones”, nos reímos porque apenas se percibe ese problema.
Nos estamos acercando a la frontera con la República Checa. Los paisajes son maravillosos: paredes que cualquier escalador se pondría a escalar, un bonito río a nuestra derecha con un pequeño bote que transporta pasajeros de una orilla a otra y pueblecitos de ensueño. De hecho, a esta zona se le conoce popularmente como la Suiza Alsaciana. En muchos de estos pueblos se anuncian instalaciones termales y Spa’s. En la frontera nos piden de forma seca y antipática el pasaporte, pero no nos ponen ningún impedimento para pasar. Y de forma inmediata nos sentimos como en otro planeta: no entendemos absolutamente NADA de lo que aparece en los carteles y señales. Incluso yo, que hablo varios idiomas, no tengo ni la menor idea y la verdad es que me divierte sumamente ese desconocimiento!! Es más, nos lamentamos de no haber podido ir a Polonia o algún otro país “exótico”, para sentir aún más esa sensación de “forastero”.
La ruta sigue transcurriendo por un paisaje como salido de un cuento: verde por doquier, ríos y rocosas montañas. Una vez finalizado este recorrido aparentemente turístico comienzan los núcleos urbanos. A mí me recuerdan a series televisivas infantiles, que yo veía de pequeña, que tenían un triste ambiente, y siempre acababan con un “koniec”. Realmente se nota aún un vago recuerdo del austero comunismo. Sin embargo es una lástima que no podamos quedarnos más tiempo en esta zona, para conocerla mejor: tenemos unos objetivos a cumplir. Comienza a llover y ello hace que el ambiente sea aún más sombrío. Entre los coches que circulan predominan los de la marca Skoda. En las gasolineras no encontramos la para nosotros normal “sin plomo 98”. Sí hay gasolinas para mí extrañas como “Supernatural 91”… Las chicas jóvenes visten diferente, no tan “fashion” que podría ir una quinceañera de nuestro país. Nos divierte estar en este país tan poco familiar, e intentamos saturar nuestra vista para que no se nos escape nada.
Hemos de apresurarnos, porque se está haciendo tarde, y hemos de entrar en Praga para encontrar nuestro hotel. Todo indica que estamos yendo en la buena dirección pero ante nuestra sorpresa termina la calzada y comienza un enorme barrio peatonal. “No puede ser…. No puede ser que nuestro hotel esté allí!.” Eduardo se adelanta a pie para comprobarlo y mientras, a Nico y a mí, nos apabullan masas de turistas españoles, italianos y franceses preguntándonos de donde veníamos y nuestro siguiente destino. Se acerca policía en un Smart, con cara de pocos amigos. Deducimos que debemos de irnos de donde estamos. Intento explicar en un inglés muy básico que estamos esperando a nuestro compañero que está buscando nuestro hotel. Repiten el nombre del hotel, se quedan un poco pensativos pero inmediatamente hacen exagerados gestos indicando que tenemos de salir inmediatamente, y se van. Hacemos caso omiso, porque hemos de esperar a Eduardo. Tras dar unas cuantas explicaciones más sobre nuestra aventura a unos cuantos turistas, aparece Eduardo, que dice haber encontrado el hotel y que un amable agente le ha dado permiso para empujar la moto hasta la entrada del hotel. Y así lo hacemos. Yo tengo problemas para empujar la moto dado que estoy recuperándome de una fractura de codo por un accidente reciente de moto, por lo que Nico y Eduardo han de actuar como “hombres” y me llevan la moto turnándose. Los turistas nos miran mal algunos, divertidos otros. Eduardo no para de reírse, y dice que este momento es seguramente el clímax de nuestra etapa.
Superado este angustiante momento, y habiendo dejado las motos debidamente en un parking subterráneo, nos damos cuenta de la belleza del hotel: se trata de un conjunto de edificios históricos, unidos entre sí con una maraña de escaleras que suben, bajan, bajan más y vuelven a subir. Tenemos vistas sobre la plaza Vieja y el Ayuntamiento con el Reloj Astronómico. Ya es tarde y llueve, decidimos cenar en el mismo hotel, degustando un sabroso gulash.
21 de agosto 2007:Praga – Tábor – České Budějovice – Austria: Freistadt – Linz – Wels – Lambach – Nuβdorf am Attersee
Antes de emprender el viaje, decidimos dar una pequeña vuelta por la zona peatonal. Nuevamente nos sentimos como en un cuento de los hermanos Grimm. Recogemos el equipaje y caminamos cargadísimos con las bolsas hasta el parking, donde, por cierto, no nos aceptan Euros. Salimos de Praga dirección Brno. Sobre el mediodía paramos en Tabor para picar algo y a primera hora de la tarde entramos en Austria. Nos llama la atención que en ambas fronteras con la República Checa, que hemos atravesado, abundan los Night Clubs, vendedores ambulantes de toallas de playa con vivos motivos y de figuras de enanitos para los jardines. De nuevo entendemos vagamente lo que ocurre a nuestro alrededor, ya no somos marcianos. Repostamos en una estación de servicio donde nos llama la atención un espacio que está reservado para el estacionamiento de vehículos de mujeres. Nos comenta una empleada del bar que esta zona está controlada por video vigilancia y más iluminada de lo normal, para evitar agresiones contra mujeres. Y comenzamos a buscar establecimientos donde comprar el adhesivo-peaje que nos permite circular por las autopistas austriacas. En una gasolinera no lo tienen, en otra solamente lo tienen para largos períodos y finalmente lo localizamos en un estanco.
Nos desviamos para poder rodear Attersee, un impresionante lago que en los mapas simplemente parecía uno más, y nos centramos en localizar un hotel para pasar la noche. Ello está resultando bastante complicado dado que, a pesar de las avanzadas fechas en las que estamos, sigue habiendo mucho turismo italiano en esta zona ocupando las plazas hoteleras. Estamos en el Tirol, y por tanto nuestra adoptada costumbre nos obliga a cenar unos deliciosos schnitzel mientras un cruel gato va torturando un ratoncillo y me recuerda que, en realidad, la gata que tengo en casa, sería igual de cruel de no ser de tenerla precisamente en casa.
22 de agosto 2007: Nuβdorf am Attersee – Salzburg – Bad Reichenhall – Bad Tölz – Kochel am See – Mittenwald – Innsbruck – Brenner – Paso di Pennes – Italia: Bolzano – Aldino
No sé porque nos imaginábamos que Bad Reichenhall sería un pequeño pueblecito. La verdad es que es una ciudad, aunque, eso sí, en miniatura. Encontramos ciertas complicaciones para poder escapar de allí hacia la dirección deseada. Atravesamos preciosos prados tiroleses, donde el verde parece falso, como si de una foto trucada con Photoshop se tratase. Y agua, agua por doquier, en forma de ríos, lagos, embalses no así, afortunadamente, de lluvia! Debería estar prohibido: tanta agua en algunos países, y tan inexistente en otros… A través de Bad Tölz alcanzamos Kochel am See -más agua- y sin ser conscientes entramos en una de las más populares zonas de “circuitos urbanos” para los más veloces aficionados del motociclismo. Ya nos había llamado la atención la cantidad de motos que circulaban, pero tal cantidad ya comenzaba a ser inusual, sobre todo en un miércoles laborable!!! Aprovechamos para parar en un mirador con vistas sobre Walchensee para que Nico cambiase la bombilla de la luz de freno. Hay muchos motoristas descansando y fotografiando otros que pasan rozando rodillas, caballetes y manillares, acompañado de las correspondientes chispas. Sin embargo, ninguno de ellos tiene la curiosidad de preguntarnos de donde somos, o de donde venimos. Es posible que, viéndonos con las voluminosas Avdentures, nos consideren “de otra raza”. Observamos en este mismo mirador un cartel que advierte de la prohibición existente para las motos de circular durante días festivos y fines de semana en esta carretera, hasta Mittenwald, para evitar accidentes de circulación. Continuamos nuestro viaje, algo decepcionados por la no-reacción de estos motoristas y tras haber pasado Innsbruck y Brenner entramos en Italia y tomamos una maravillosa pista que nos sube hasta el paso di Pennes (donde vemos nieve y pasamos frío) y nos baja hasta Bolzano. Los últimos kilómetros de esta carreterita es también un “circuito urbano” que comunica Bolzano con una carretera con curvas inimaginables entrando en túneles construidos, como mínimo, hace unos sesenta años. También aquí nos cruzamos con veloces motoristas que no nos saludan si no que nuevamente intentan huir en las rectas porque en las curvas las GS’s son intratables!
A unos cuarenta kilómetros de Bolzano, y tras hacer curvas, curvas, y algunas curvas más, de noche y sobre firme mojado llegamos a nuestro hotel en Aldino, o bien Aldein en alemán (que es como le gusta llamarlo al propietario del hotel). Nuevamente se trata de un lugar idílico, como la cadena a la que pertenece bien indica, una casa recién salida de Sonrisas y Lagrimas, y nos reciben con una amabilidad poco habitual. A pesar de lo tarde que es, el propietario insiste que nos refresquemos y nos cambiemos de ropa, y que la cocina hoy cerrará más tarde. Además, hoy tenemos la suerte que un amigo del dueño está aquí de visita y con un castellano correctísimo nos traduce la carta entera pudiendo así escoger las especialidades locales a nuestro entero gusto. Todo ello lo acompañamos con un vino de la zona, una exquisita reserva Südtiroler Lagrein, aunque la especialidad de esta población es un fuerte aguardiente realizado con manzanas, que nos ayuda aún un poco más reconciliar el sueño.
23 de agosto 2007: Aldino – Madonna di Campiglio – Trento – Sondrio – Colico – Suiza: Gandria
Por la mañana esta población sigue gustándonos igual si no más que cuando anoche llegamos. Resulta ser un destino de peregrinaje. El día será claro, pero densas nubes flotan a la altura la cumbre donde nos encontramos de unos 1.225 metros. El propietario comenta que es escalador y Nico inmediatamente comienza una animada conversación con él sobre esta mutua afición, mientras colocamos las últimas bolsas en las maletas, Eduardo pone en marcha la antena del transmisor, y nos retratamos junto frente la fachada de este hotel donde, sin duda alguna regresaremos algún día. Uno de los lugares obligatorios a visitar hoy es Madonna di Campiglio. En esta ocasión hemos planeado ver las Dolomitas desde ésta perspectiva, pero de haber tenido unos días más, seguramente nos hubiéramos quedado más tiempo. Estamos maravillados con las carreteras: las vistas son impresionantes, nos sentimos minúsculos, aunque hemos de reconocer que las tornantes (las paellas como se les conoce localmente) en ocasiones nos tienen algo saturados. La pena es que sigue habiendo mucho tráfico por los turistas. Pero no permitiremos que ello nos arruine el día, al fin y al cabo también nosotros lo somos. Es sobre todo la cima de Brenta que nos deja boquiabiertos.
Seguimos nuestra marcha pasando por Sondrio y Colico y así nos encontramos con el gran lago di Como. Más que un lago, francamente parece un mar. Decidimos no parar, nuevamente algo abrumados por la muchedumbre, y nos dirigimos al siguiente lago Lugano, a cual más bonito. Nuestro destino debe de estar a orillas de este lago, pero no hay ni rastro de este pueblo llamado Gandria. ¿Nos habremos equivocado de orilla? La carretera se hace más estrecha, peligrosamente estrecha, y todos nos llevamos bastantes sustos con coches que no saben trazar bien las curvas. Finalmente llegamos a la frontera con Suiza. Definitivamente nos tenemos que haber equivocado. Pero tal y como pienso esto, vemos una pequeña señal que indica junto a una pronunciada rampa el pueblo. Las calles son inexistentes en esta pequeña localidad, y todo vehículo debe ser aparcado en cualquiera de los dos parkings. Nos toca hacer una buena excursión cargados con el equipaje, pero mañana, de subida, será peor! Afortunadamente el hotel dispone de un tipo de montacargas para no tener que bajar con las maletas por las empinadas escaleras. Pero el acusado descenso ha valido la pena: nuestras habitaciones dan sobre el propio lago Lugano, y desde allí podemos disfrutar de los cambiantes colores que nos ofrece el atardecer y la luna que tan solo llegamos a ver durante poco tiempo ya que enseguida se oculta tras las altas cimas.
Todo y no estando ya en Italia, nos permitimos cenar vitello tonatto y unos spaghettis. Clara, la hija de Eduardo, que reside en Brasil, está absolutamente alucinada con nuestro viaje, y cada día nos pide explicaciones de cómo y porque hemos ido a parar a tales destinos, porque nos sigue fervientemente a través de la web de Vueltamundoaventura. Maravillas de la electrónica puntera.
24 y 25 de agosto 2007: Gandria – Lugano – Locarno – Suiza: Simplonpass – Martigny – Col de la Forclaz – Chamonix – Ginebra
Esta mañana el lago nos obsequia con otro aspecto bien distinto al de la tarde anterior: una fina bruma flota sobre algunas áreas y las impertinentes gaviotas reclaman desayuno. Hoy nos toca un día muy “internacional”: saldremos de Suiza para entrar en Italia y a través del Simplonpass volveremos a entrar en Suiza. Entraremos por Chamonix a Francia para finalmente volver a entrar en Suiza por Ginebra. Divertido! Aunque en la frontera con Suiza en Simplon pasamos algunos minutos más de lo esperado… y nos extraña un tanto ver la seriedad de los agentes. A mí me dejan pasar y paro a pocos metros para ir caminando a ver qué ocurre. Pero cometo el error de dejar la moto en marcha. Al llegar donde están Nico y Eduardo, un policía me indica que tengo diez segundos para apagar la moto. Lo dice con una forzada sonrisa, pero sus ojos me lanzan puñales. Y es que en Suiza está muy controlada, entre otras cosas, la contaminación atmosférica.
Una vez verificado que no somos peligrosos delincuentes, pasamos y seguimos disfrutando de los paisajes y de las curvas. Disfrutamos de la Col de la Forclaz y de ver el Mont Blanc y sus glaciares en Chamonix. En Chamonix coincidimos con el final de una maratón especial de alta montaña; menos mal que no hemos llegado allí antes porque seguramente nuestra ruta se hubiera visto afectada. La bajada de Chamonix hacia las verdes praderas se puede hacer de una manera impresionante con las Adventures… y así lo constatamos. A la altura de Bonneville decidimos tomar la autopista para entrar más cómodamente en Ginebra.
Una vez ya alcanzada Ginebra, y visto el característico jet de agua, y todo y teniendo en cuenta que no se trata de una ciudad demasiado extensa, nos vemos obligados a parar varias veces para preguntar por nuestro hotel. Da la coincidencia que en las tres ocasiones que lo hacemos, nos responden en castellano!!!
A escasos metros del hotel, mi moto decide abandonar, no quiere seguir. Aparentemente es un agotamiento psíquico más que físico dado que no parece tener problemas. Aceite bien, batería bien, sensor de pata de cabra bien. Pero si es cierto que se enciende una señal roja y, tras encender el contacto, aparecen unas siglas. Dado que ninguna de las motos conserva el manual, hacemos unas cuantas llamadas para saber el significado de estas siglas. Tomás, nuestro amigo y el “cirujano” habitual de nuestras motos de Cayma en Mataró (Barcelona) nos dice que es un aviso conforme existe un problema con la pila de la alarma de batería. Ello reporta un fallo y la moto, al entender que hay un fallo eléctrico, se para. Estoy desanimada, pero al menos no nos ha ocurrido en medio de los Alpes o de Dolomitas. Paramos unos minutos e intento de nuevo arrancarla, y esta vez con éxito. ¡Realmente es para cogerle cariño a esta máquina!!! Crucemos los dedos y que aguante hasta Paris…
Nos instalamos en el hotel e inmediatamente salimos para encontrar un lugar para cenas. Siguiendo nuestra vieja costumbre, optamos por escoger un lugar típico, que nos recomienda el recepcionista. Sin embargo, llegados al lugar, nos da la bienvenida un perro de peluche del tamaño de un hombre, con delantal, jarra de cerveza y rodeado por geranios de plástico. Nos adentramos unos metros más y ante nuestro horror se trata de un lugar DEMASIADO turístico, con todas las mesitas colocadas en balcones, nuevamente con geranios artificiales, un buen hombre cantando canciones tirolesas acompañado por su acordeón y un montón de eufóricos turistas japoneses. El feeling que captamos no es positivo, y menos lo es el olor de fondue de queso y salimos despavoridos excusándonos al Maître. Dado que ya se ha hecho tarde y no hay aparentemente ningún local que reúna las condiciones que nos habíamos impuesto, entramos en un restaurante hindú de lo más NO-típico!! Hora y media más tarde de pedir, nos traen la comida, que resulta buenísima aunque ya hemos perdido los estribos por la tardanza. Y no solamente nos han tenido abandonados a nosotros si no a muchos otros comensales. Es viernes noche…
Al día siguiente, sábado, tenemos un gran día por delante. Hemos quedado con el club BMW de Ginebra que hoy celebra su reunión anual de todos los clubes BMW así como su quinto aniversario. Nos comentaron que podríamos aparcar las motos en un lugar privilegiado, pero lo que no esperábamos era que nos recibirían con aplausos y un cámara filmando todos nuestros movimientos. Nos dan una calurosa bienvenida y se acerca un centenar de personas a preguntarnos, comentarnos, fotografiarse con nosotros, subirse sobre las motos y retratarse con ellas. ¡Que amabilidad!!! Nos sentimos unas estrellas por como nos tratan. Nos ofrecen desayuno y tras un briefing y presentaciones comemos. El lugar escogido es Château de Penthes, un maravilloso parque con unas discretas instalaciones que se utilizan para reuniones y celebraciones. Conocemos a mucha gente: Albert Courajod, cinco veces campeón de Suiza en carreras con sidecar, un señor encantador; Marta, una chica catalana, Mercedes y Guillermo, David y Cristina que se ganó el simpático sobrenombre de “mi amiga/enemiga”, María Luisa y otras muchísimas personas que nos acogen como si fuésemos amigos de toda la vida. Estamos maravillados. Tras la comida Jean-Marc, el presidente del club, nos pregunta discretamente si queremos acompañarles a hacer una corta salida de unos 180 km. o bien si preferimos retirarnos a descansar. Por supuesto que queremos ir con ellos y en absoluto estamos cansados de ir en moto! Además es la ocasión ideal para conocer aquellos rincones en las inmediaciones de Ginebra que uno jamás descubriría solo. Todo está perfectamente organizado, con motos-escoba y otras que paran el tráfico en las rotondas para que el grupo no se separe. En un mirador donde paramos se ha instalado una mobil-home con refrescos y café para todos los asistentes. Tras rodar otros kilómetros, una nueva parada, esta vez en una fresca terraza bajo una carpa, donde nos sirven un apetitoso pastel de manzanas y sangría…¡sin alcohol! Nos sentimos entusiasmadísimos y muy satisfechos de haber venido: se desviven por nosotros! Antes de regresar al hotel para cambiarnos y volvernos a reunir para la cena, a la cual nos han invitado, Jean-Marc nos acompaña a las instalaciones de Naciones Unidas, donde nos hacemos las fotos de rigor, algunas junto a él y nuestra nueva amiga Marta. Durante la cena el ambiente sigue siendo de lo más animado. El único momento serio lo tenemos durante una demostración de artes marciales que realiza un grupo de jóvenes minusválidos. Es destacable la valentía de estos jóvenes y todos nos quedamos meditando sobre ello. Se reparten premios a los asistentes que de más lejos llegan, los más jóvenes, los más antiguos, en fin, lo que se suele hacer. También, “una inocente mano” saca un boleto con mi nombre durante un sorteo y me toca un bonito collar de diseño. Y finalmente, como punto culminante, la presentación de La Vuelta Al Mundo BMW Riders, que habíamos preparado. Es muy esperada, a pesar de la hora tan tardía. Ponemos en marcha la presentación en Powerpoint que traemos con más de 150 fotografías y me “toca” a mí hablar en público sobre esta universal aventura. La gente se entusiasma, alucinan con las fotografías, pregunta y algunos prometen participar en la siguiente edición. La velada ha sido inolvidable, así como la acogida y la forma de ser de estos nuevos amigos. Sin duda alguna nos haremos socios de este club, y así se lo hacemos saber.
26 de agosto 2007: Ginebra – Collex – Vallée de Joux – Pontarlier – Neuchâtel – La Chaux-de-Fonts – Biel – Basel – Mulhouse – Cernay – Grand Ballon (Alsacia)
Esta mañana tiene lugar el último acto del encuentro BMW: un corto paseo hasta Collex para tomar un delicioso y abundante desayuno. Nos encontramos con un verde jardín lleno de frutales, con algunos de sus frutos por el suelo, vamos, nuevamente como en un cuento. Un helicóptero se dedica a pasear a voluntarios. Y tras el desayuno la despedida. Jean-Marc y unos cuantos amigos más se ofrecen encantados a acompañarnos a lo largo de unos 200 km. Marta viene también con nosotros. Descubrimos nuevamente rincones maravillosos, pueblos de ensueño, e incluso descubrimos gracias a ellos de donde proceden las mejores familias de relojeros de Suiza: del Valle de Joux! Cerca de Neuchâtel toca la despedida que realmente resulta dolorosa por ambas partes. Jean-Marc dice que se le encoge el corazón, y yo procuro no hacer ningún puchero. Nos pasamos direcciones de correo electrónico y algunas promesas que de corazón esperamos poder cumplir. Ellos dan media vuelta y nosotros continuamos nuestro camino hacia Alsacia. La Vuelta al Mundo nuevamente ha unido gente y ha hecho buenos amigos, que, en este caso, también coinciden con BMW.
Realmente ha sido una maravillosa decisión venir aquí y estar dos noches en Ginebra; en ningún caso tenemos la sensación de “haber perdido el tiempo”, si no todo lo contrario. Decidimos hacer un buen tramo por autopista, para lo cual ya ayer previmos que necesitaríamos el adhesivo-peaje. En esta ocasión no tuvimos tanta suerte como en Austria, y tuvimos que comprar uno válido hasta el 31 de enero de 2008. A la altura de Basilea nos despedimos de Marta, que es donde ella vive. Y llegados a Cernay, salimos de la autopista para adentrarnos en Alsacia e intentar encontrar alojamiento. Enseguida constatamos lo que siempre se comenta de esta zona: montaña no muy alta pero bosques, bosques y más bosques. Después de los Alpes del Tirol y la grandeza de las Dolomitas (pétreas), este paisaje es un relajante regalo para nuestros ojos. El atardecer está dejando un manto naranja y rojizo por doquier. Eduardo entra en un bar y pregunta donde podemos pasar la noche y le recomiendan un refugio en el Grand Ballon. No nos cansamos de mirar y el silencio es ensordecedor. Allí coincidimos con unas cuantas motos más. Tras la cena se presenta un americano que dice ser uno de los conductores de las motos. Está totalmente enloquecido con Europa aunque no entiende lo que son las curvas ni la vestimenta que llevamos en Europa. Este buen hombre de Kentucky, acostumbrado a infinitas rectas, en su casa ni lleva casco, como ya nos habían explicado otros compañeros de La Vuelta al Mundo!!! Igualmente no parecía muy amigo de BMW, sin embargo era la única marca fiable que había podido alquilar para hacer esta travesía en Europa. Pasamos la noche y yo, como sentimental que soy, apenada porque esta etapa se está terminando.
27 de agosto 2007: Grand Ballon – Chaumont – Troyes – Paris
El día amanece precioso y aprovechamos para dirigirnos a Nancy por pequeñas carreteras comarcales disfrutando enormemente de la abundante vegetación de Alsacia. En Nancy, por error, en lugar de dirigirnos a Metz, nos dirigimos a Paris por Troyes y perdemos más de 90 km. Pero aún así conseguimos llegar antes de las 17:30 a Paris, que empieza ser la hora fatídica para la circulación. Paramos en la plaza de l’Etoile para retratarnos delante del arco de Triunfo. Lo hemos conseguido, hemos llegado a Paris!!! Nuestra aventura ha terminado y ya queda solamente una etapa para que esta Vuelta llegue a su fin. Todo y que nuestra etapa tenía lugar a relativamente poca distancia de nuestro hogar, hemos conocido rincones espectaculares y de mucha belleza de Europa y volveremos… Mañana nuestro amigo Pierre, y también piloto en algunas etapas anteriores de la Vuelta, nos acompañará a Arcueil Moto, para hacer la puesta a punto de las nobles Adventures y dejarlas listas para la última etapa, la etapa número 30 que completará un equipo de valientes y maravillosas mujeres!
Equipo nº 29. Agosto 2007