Con la suspensión por parte de los organizadores de la reunión La leyenda continua. Yo soy Pingüino en Cantalejo ( Segovia ) se pone punto final a una época. Si, punto final a mas de tres décadas de pasión por las motos, de camaradería, amistad y solidaridad.
¿Quien o qué le ha dado la puntilla a una actividad que ya no volverá a entender la moto como hasta ahora.? Pues eso esta claro, la “mala leche” los políticos y también las leyes, porque en algunas ocasiones lo legal no es precisamente lo justo.
Fueron las denuncias ecologistas las que empezaron con el acoso a la reunión, y luego, los recovecos legales en torno a la división dentro del motoclub Turismoto. Los juzgados dieron la razón a una minoría de socios, frente a una mayoría de colaboradores. Habían cometido “el delito” de no firmar el libro cuando se unieron, por qué creían mas en las personas que en los papeles. Esta mayoría de “socios” que en votación democrática expulso a su tesorero, era y es mucho más amplia, y además fueron siempre los que trabajaron altruistamente para sacar adelante Pingüinos en Valladolid. Mientras uno acumulaba normativas legales otros trabajaban duro para que los moteros tuvieran su mejor fin de semana.
Con las elecciones municipales y el cambio de gobierno en el ayuntamiento de Valladolid todo cambio. Y todo, es todo. Mientras estaban en la oposición se acusaba al consistorio anterior de no hacer bien las cosas en Pingüinos y que ellos solucionarían el problema con los ecologistas permutando terrenos para dar una base fija y solida. De esto, y ya desde el sillón de mando, se paso a ofrecer el mismo terreno amenazado por las denuncias ecologistas. Después se paso a pactar para que no denunciaran lo que ya habían anunciado reiteradamente y a continuación a empezar una poco velada batalla contra el hasta entonces presidente de facto del club Turismoto. Acabar con Mariano Parellada, el eslabón mas débil y fácil de atacar de la cadena, ha sido la premisa de la alcaldía y con mayor o menor intensidad y/o agrado, seguido, voluntariamente o no, por todos los implicados en los asuntos económicos y de imagen de la capital de Castilla León. Ninguno estaba dispuesto a perder los beneficios económicos de esta convocatoria.
El Ayuntamiento de Valladolid ha hecho y hace todo lo posible para arruinar cualquier otra cita alternativa que no sea la fiesta propuesta por su conjunto de mercaderes. Lo del espíritu motero y todo eso, se la trae al pairo. Les da igual que sean motos o carreras de caracoles lo que quieren es tener a muchos consumidores en su ciudad. Esto es tan valido y respetable como cualquier otra promoción, lo de darle el nombre de Fiesta de la Moto, ya es otra cosa. La gran mayoría de los moto-clubs de la provincia que contactaron para darle un toque de pasión motera a su fiesta les rechazó. La gran mayoría de los muchos y variados sectores de la moto no vieron con buenos ojos esta propuesta y muchos se lo hicieron notar por escrito al Consistorio y medios de comunicación.
Han sido claras las presiones que desde todos los ámbitos cercanos al actual gobierno municipal de Valladolid han realizado para acabar con cualquier atisbo de reunión que mantuviera el espíritu de Pingüinos. Tan claras que hasta el presidente de la diputación de Segovia así lo ha manifestado.
Al menos en esto los ecologistas son más claros, dijeron que denunciarían al organizador de la convocatoria en Cantalejo, aunque los terrenos fueran públicos, sin protección como entorno natural y con todos los permisos concedidos. Huele a que algo mas esconden para meterse con una reunión plenamente legal y autorizada que se convocaba en otra provincia.
¿Como entienden la fiesta de la moto desde el Ayuntamiento de Valladolid?. Pues con 16 horas de concierto de grupos bien conocidos, consolidados y que naturalmente cobran su “caché” correspondiente, como es lógico y natural. En Pingüinos antes los grupos musicales medianos y pequeños se peleaban por tocar gratis.
En Pingüinos antes lo más importante era el campamento y sus hogueras en las que todos compartíamos comida y bebida traída desde los más remotos lugares de la geografía Europea. En la nueva quizá prohíban entrar comidas para no perder ni un céntimo de beneficio. (perdón quizá haya dado alguna idea ).
Quizás como ya ha pasado en otros deportes y ocasiones ahora decidan declarar nulos todos los trofeos y galardones entregados durante los últimos años. Vamos que le podrían quitar el Pingüino de Oro a Márquez, Crivillé… y los de honor al Hospital de Parapléjicos de Toledo… Legalmente podrían hacerlo. El mío si lo quieren solo tienen que pedirlo, como dije cuando lo recibí “lo importante no es ser Pingüino de Honor, lo que es un honor es ser Pingüino”.
En algún momento sabremos cuanto ha costado al Ayuntamiento de Valladolid montar su evento, y aunque seguro que sabrán camuflar bien los números, lo que será difícil de ocultar que en esta fiesta cada vecino de la ciudad habrá aportado con sus impuestos mas de lo que han aportado en todas las anteriores ediciones sumadas.
Quizás todo esto solo sea una pataleta. La pataleta del niño al que le arrebataron su inocencia infantil, cambiándosela por la dureza de un mundo sin mas objetivo que el dinero. Adiós a los Reyes Magos, adiós a Pingüinos.
P.D. Aun con todo, no conseguirán acabar con nuestro espíritu, pues algo, en quien sabe donde, haremos para seguir soñando como los niños.