Fecha: 18 a 30 Diciembre 2006. Pilotos: J. Ortíz, E. Martinez, O.López-Munté, R.Llopis.
Países: Argentina. Longitud: 4.500 km. Entorno: Pampa seca. Patagonia. Tierra del Fuego. Terreno: Asfalto, Tierra, Ripio.
Después de tanto tiempo esperando, por fin llegó el momento que los 4 jinetes ansiábamos tener nuestro encuentro en el Aeropuerto de Barajas (Madrid), fue más aventurero de lo que esperábamos. Nos presentamos con nuestras maletas llenas de equipo y de ilusión por la gran aventura que nos esperaba hasta conquistar la ciudad del fin del mundo. Nuestra primera gran sorpresa, varias horas antes de la salida de nuestro vuelo con la compañía Air Madrid, se suspendieron todas las actividades con lo que nos vemos los cuatro compañeros sin posibilidad aparente de tomar rumbo hacia nuestra ansiada aventura. Allí nos encontramos muchas personas sin respuesta alguna, se viven momentos de agobio, tensión y sobre todo mucha incertidumbre. Nos movilizamos enseguida e intentamos encontrar otras alternativas a vuelo que teníamos, aunque existía algo muy importante en nuestra contra, las fechas a las que nos acercábamos y con ello la imposibilidad de encontrar otro vuelo; sólo cabía esperar las noticias que poco a poco iban llegando. Eran momentos de ir y venir de noticias, periodistas y mucha policía.
Comenzaron a oírse rumores de que el Ministerio de Fomento se haría cargo de los pasajeros con destino a Buenos Aires, poniéndoles un avión de emergencia, aunque de momento nada era seguro. Por fin la noticia se hace realidad tras largas horas de espera y de tensión. Conseguimos embarcar alrededor de las 2 de la mañana en el “Fantasy”, el avión fletado por Fomento y conseguimos iniciar rumbo a la capital Argentina previa escala en Las Palmas de Gran Canaria.
Día 1. Buenos Aires – Buenos Aires. 0 Km.
En este primer día como aún no teníamos las motos, nos dedicamos a explorar algunos de los rincones de Buenos Aires. La ciudad tiene un significado diferente para cada persona. Para unos supone disfrutar de los increíblemente acompasados pasos de los bailarines de tango en una milonga llena de humo, para otros gritar y saltar junto con miles de seguidores en el clásico partido de fútbol entre el Boca y el River. Significa también degustar por 5 dólares un buen trozo de carne, tierno y jugoso, de un tamaño descomunal, o pasear por el centro admirando los edificios de magnificas fachadas al estilo europeo, que hacen pensar que uno se encuentra en Londres o Paris, y no en América del Sur. Tantas emociones vividas en esos días siempre se agradecen con un buen descanso en la “Guayana”. Buenos Aires supone sentir, oler, oír y degustar todos sus barrios.
Día 2. Buenos Aires – Benito Juarez. 403 Km.
Aún tuvimos otro percance a la hora de empezar nuestra aventura. Esperamos 24 horas más la entrega de las motos, debido a “ciertos problemas mecánicos-técnicos-organización”. La atención recibida por parte del concesionario no fue la más adecuada y aún así pusieron su pegatina de publicidad en nuestros cardans, pero al menos pudimos comenzar a disfrutar de nuestras pequeñas 1200; aunque sólo fuera por algunos días. Los primeros kilómetros no quisimos complicarlos y elegimos una autopista al principio y una carretera nacional después , más que nada para adaptarnos a nuestra nueva compañera de viaje y ver como reaccionaba, puesto que ya habían sido muchas manos las que las llevaron. En el momento de equiparlas para empezar nuestra etapa, una de maletas laterales se desprende y cae en el pie de nuestro Fisioterapeuta, pero era tal las ganas y emoción de poder comenzar las rutas tras tantos inconvenientes , que como buen “Fisio”, no le dio mucha importancia (aunque más tarde se le pondría peor) y “arrancando motores”. A velocidad lenta pero segura, por fin los cuatro “Motokeros” avanzábamos poco a poco siempre al sur del mundo. Emprendimos la marcha por la Ruta 3 , en dirección hacia “las Flores” y “Azul”, nuestra primera vista al inicio del viaje fueron las ya curtidas carlingas de las Adventure y los pastos y llanuras de las inmensas extensiones que poco a poco fuimos viendo. Se nos cerró la noche, y debido a una increíble tormenta eléctrica vimos que la opción más segura para todos era parar, decidimos hacer noche en “Benito Juarez”, donde pudimos revisar muy a fondo las motos y comprobar todo el material con la debida tranquilidad y profesionalidad. Notamos que una de las motos hacia algún extraño en el cardan pero no podíamos ver nada más.
Día 3. Benito Juarez – Las Grutas. 844 Km.
Este fue sin duda el peor tramo de todos, a pesar de que salimos con un sol estupendo y un día que creíamos que iba a ser muy feliz para el equipo no fue así. A tan solo 100 km de Benito Juárez, una de las motos, la cual iba conducida por nuestro increíble mecánico del equipo (Eugenio), pareció como si lo presintiese ,que su cardan iba a pasarle una mala jugada, ya lo dijo en B.A. ; y así ocurrió, el cardan fallaba y no paraba de hacer ruidos extraños, antes de que fuesen a peor, decidimos y a muy duras penas separar el equipo, dos motos volverían a B.A. para intentar reparar la avería y las otros dos continuarían poco a poco hacia el siguiente punto.
Con la moto dañada solo se recorrieron unos kilómetros, para que la avería no fuese de mayor envergadura, se buscó una furgoneta y se montó en ella hasta la capital. El resto del equipo continuamos hacia el siguiente punto. Nada más separarnos nos encontramos un accidente bastante importante en el cual decidimos intervenir puesto que los servicio sanitarios no son muy rápidos en esta zona, afortunadamente no hubo grandes desgracias humanas pero algún que otro herido fue atendido por el fitoterapeuta que teníamos el lujo de llevar (José). Pasamos también por innumerables controles bromatológicos y sanitarios por la prohibición de transportar carne y fruta debido a enfermedades contagiosas. Continuamos devorando kilómetros con nuestras inseparables Adventure pasando por Bahía Blanca, ciudad cosmopolita en miniatura. Al lado de la mayor base naval de Sudamérica. Ya en 1828, con la intención de establecer el control militar de la periferia de la Pampa, el Coronel Ramón Estorba levantó la fortaleza Protectora de Argentina en el puerto natural de Bahía Blanca. Nos encontramos, a medida que avanzábamos, el combustible más económico pero debíamos tener precaución, ya que existía la posibilidad de tener problemas de abastecimiento por estas latitudes.
Nuestra aventura continua por la R-3 teniendo a nuestra derecha las inmensas extensiones de la Pampa y el Gran Bayo de Gaulicho y a nuestra izquierda el Mar Argentino; las rectas son interminables kilómetros y kilómetros, en las que no divisábamos el fin; algo realmente sorprendente. Nos detuvimos en Viedma, Capital de la provincia de Rio Negro, un lugar muy práctico para iniciar otros tantos destinos por la zona. En 1779 , Francisco de Viedma decidió navegar desde la península Valdes hasta otro lugar porque allí sus hombres morían por las fiebres y la falta de agua, ese año fundó esta población. Unos de los mejores momentos que tuvimos, fue continuamente la gente al ver tan impresionante motos nos preguntaban que de donde veníamos y adonde íbamos, ellos se quedaban admirados y mucho más después de contarles el proyecto. Todos nos deseaban mucha suerte y nos ofrecían de todo. El pueblo argentino no agasajó desde que llegamos con multitud de buenos momentos.
Al ir atardeciendo y saliendo de Viedma nos encontramos con dos opciones: continuar por la carretera de playa o seguir por la 3 hasta las Grutas. Optamos por la segunda opción. En esa localidad nos recibió un amigo de uno de los compañeros de la expedición, nos enseñó la zona y nos ofreció sus sabios consejos de por donde era mejor seguir el camino. Hicimos noche allí y descansamos ya que nos hacia falta porque la etapa había sido muy larga y con muchas experiencias.
Día 4. Las Grutas – Comodoro Rivadavia. 694 Km.
Amaneció temprano, bueno, cada vez que nos vamos aproximando a nuestro destino del sur, los días son más largos y tenemos más horas de sol. Emprendimos de nuevo la marcha, ya había habido un poco de viento intenso, pero empezamos a descubrir los efectos del famoso viento patagónico; soplaba con una fuerza de unos 100 kilómetros por hora aproximadamente, el dominio de las moto con ese viento era realmente muy difícil más que conducir motos, parecía que hiciésemos windsurfin con las adventure, una experiencia totalmente inolvidable. Nos adentramos poco a poco en la Provincia de Rio Negro en dirección a Puerto Madryn, donde conocimos la Península Valdés, allí estaba una de las mejores reservas de fauna de América del Sur, con una superficie de 3600 kilómetros cuadrados. Posee alrededor de unos 400 kilómetros de costa, donde tienen su hábitat lobos marinos, elefantes marinos, guanacos, ñandúes, pingüinos y numerosas aves marinas. La mayor atracción que pudimos ver de la península fue, la ballena franca austral, una especie en peligro de extinción. Seguimos por la Pampa Salamanca, la temperatura ya nos hacia poner los forros a nuestras armaduras de viaje. Marcamos rumbo hasta la población de Comodoro Rivadavia, un lugar rodeado de cerros, cuyo paisaje está dominado por torres de perforación, tanques petrolíferos y parques eólicos. Esta ciudad fue fundada en 1901, en su día fue un centro de transportes que comunicaba con la cercana Sarmiento, donde se trabajaban las haciendas. Pero en 1907 la población tuvo un golpe de suerte, cuando los trabajadores que excavaban buscado agua encontraron petróleo. En esta localidad nos dispusimos a iniciar el merecido descanso, ya que nuestro amigo el viento patagónico, nos hizo mella después de tantos kilómetros a merced de Eolo.
Día 5. Comodoro Rivadavia – Rios Gallegos. 724 Km.
Un nuevo día y más experiencias por vivir. No marchamos de Comodoro sin antes visitar el Museo Nacional del petróleo y el Museo Regional Patagónico. Emprendemos de nuevo la ruta 3, en este caso vamos por la Pampa Cerro Morro y el viento esta vez, se convierte en una montaña de arena constante sobre nosotros y las motos. Hablamos con los lugareños y nos comentan que el viento aquí es muy normal pero la fuerza y la velocidad que alcanza es bastante impresionante si es la primera vez que lo conocen. Rodar por estas latitudes es realmente relajante, hace que la mente se expanda en las impresionantes rectas pero con un control total de la moto, pues las carreteras tanto de ripio como asfalto no están muy revisadas, van poco a poco y acompañado de un descenso de la temperatura, hemos dejado atrás los 40 grados que teníamos en Buenos Aires. Atravesamos Rio Chico, donde sopesando las posibilidades de paso nos decidimos a cruzar por un puente que encontraba muy mermada su seguridad, pero que con precaución logramos cruzar. Por fin llegamos a Rios Gallegos, la población más grande al sur de Comodoro-Rivadavia que cuenta con un conjunto de edificios históricos restaurados y algunos museos que visitamos para recabar toda la información posible. En esta zona el auge de la industria lanera de la región a principios del Siglo XX atrajo a británicos y chilenos en busca de tierra y riqueza. Menos del 20% de la población era Argentina.
Día 6. Rios Gallegos – El Calafate. 459 Km.
No podíamos irnos de estas tierras sin explorar , la joya de la corona Argentina “El glaciar Perito Moreno”, y así fue , decidimos utilizar la prudencia, como nuestra mejor arma, y dirigirnos por la R-5 y la 40 hacia el Calafate. Tras varias horas de ruta, hicimos una pequeña pausa en un lugar de ensueño, como así las fotografías lo demuestran y una vista impresionante del lago azul con el fondo de las cumbres nevadas. Nuestras inseparables compañeras, parece que responden mejor con el clima frío que con el calor, y por supuesto aunque el sol brillara en lo alto, apenas notábamos su calor pero gracias a los puños calefactables la travesía se hacia más llevadera ya que estos dispositivos eran nuestros pequeños placeres. Es la Avenida del Libertador General San Martín, quien nos da la bienvenida al entrar en la pequeña ciudad del Calafate, con unos 8.000 habitantes y un turismo de montaña, siendo la entrada al parque de los glaciares. Nos aventuramos por la carretera en dirección al glaciar, la vista es de ensueño y hace un día soleado como nunca, el reflejo en el blanco de la nieve hace que utilicemos doble protección solar para nuestros ojos. Tras abonar la correspondiente tasa en el control de acceso al glaciar tenemos unos 60 Km. de ripio hasta llegar a él. No podría definir con palabras, este humilde aventurero, la inmensidad del hielo y la paz que me produce la visión del Perito Moreno, si existiese una lista de cosas que uno no debe dejar de ver en el mundo, este fenómeno debería ocupar uno de los más importantes. Los lugareños nos ilustraron acerca de las rupturas que había tenido el glaciar a lo largo de los años y de la especial atención que se le tiene desde 1800 aproximadamente. Ellos también quedaban impresionados con nuestras motos y el proyecto de la vuelta al mundo. Decidimos quedarnos en la localidad, puesto que se nos había hecho tarde ya que no parábamos de admirar la belleza del hielo sobre la roca.
Buscamos un lugar para descansar y el destino quiso que conociéramos a un auténtico aventurero con mayúsculas, nuestro amigo “Gildo”, un Suizo de unos 35 años que lleva más o menos 2 años en una KTM 660, recorriendo en solitario el mundo. Ya había cruzado África y ahora se disponía a subir hacia Alaska a tan sólo 90 Km/h, una velocidad , como decía él, para no hacer sufrir mucho a la moto, pues le quedaba algún que otro kilómetro. Nos habló de su aventura en África y de cómo un Jabalí le arroyó y lo dejó indispuesto por 9 meses, pero volvió donde lo había dejado y continuó su periplo, de cómo con la moto hizo de propulsión a una barcaza par atravesar un lago , y etc etc. etc. , como digo un aventurero donde los haya. Nos invitó a un vino y tras hablar de todo un poco nos retiramos a descasar.
Día 7. El Calafate – Rios Gallegos. 412 Km.
Decidimos probar un poco de ripio y regresamos a la localidad de Rios Gallegos para así pasar la Nochebuena. Si normalmente nos costaba encontrar algún lugar para reponer fuerzas y repostar gasolina, ese día, fue de lo más solitario, no había nadie por ningún sitio era como el desierto dentro del desierto. El Hostal donde nos alojamos nos obsequio con una botella de Sidra estupenda y unos dulces de la tierra; nuestra cena de Nochebuena fue bastante inusual, ya que no teníamos familia cerca, pero no por ello no fue entre compañeros, que aún echando de menos a nuestros familiares no faltó el calor de los amigos a una mesa más o menos aceptable. Ese día lo dedicamos a una revisión minuciosa de las motocicletas y del equipo.
Día 8. Rios Gallegos – Ushuaia (Fin del Mundo). 600 Km.
25 de Diciembre día de Navidad del año del Señor del 2006, bien tempranito por la R-3 en dirección a Pta. Delgada, tras recorrer unos 106 km, nos preparamos para pasar la frontera chilena en Monte Aymond, sin más novedad que el tiempo y la inmensidad de pregustas que tuvimos que responder a las autoridades Chilenas de nuestro origen y destino. Al llegar a Pta. Delgada, nos embarcamos en la barcaza que cruza el famoso estrecho de Magallanes, por un tiempo avanzamos con nuestras Gs, pero sin tener que acelerar, cruzando como lo hicieron antaño los antiguos navegantes por las latitudes del fin del mundo. Llegamos a puerto Espora y ahí de nuevo con muy duro ripio continuamos hasta San Sebastián. El viento de nuevo hizo su aparición y esta vez se unió al ripio, tuvimos que utilizar mucha prudencia, pues tan cerca de nuestro destino, no podíamos permitirnos el lujo de tener una caída con el consiguiente retraso que para la vuelta esto ocasionaría. De nuevo en San Sebastián, volvimos a cruzar la frontera, parecía como si dejásemos algo atrás y volviésemos a casa, aunque estábamos de nuevo en nuestra querida Argentina, pero como ya dije, nos trataron desde nuestra llegada como si estuviéramos en casa.
En el Cabo Peñas, visitamos la Misión Salesiana, una de las más antiguas que se conocen, y siendo el día de Navidad buscábamos un lugar especial donde celebrar ese día con una buena comida. Nos paramos en Rio Grande , una desolada población, donde sólo se ve de vez en cuando pararse alguna estrella de Hollywod, atraído por la gran cantidad de truchas , de gusto más que dudoso. Durante la guerra de las Malvinas, esta la localidad fue un importante centro estratégico utilizado por los militares argentinos. Allí encontramos una gran desolación pues estaba todo cerrado, encontramos un lugar parecido a un “todo a 100”, y que tenía algún que otro bocata (no tuvimos que padecer las famosas indigestiones de las comidas de Navidad), pero no se podía pedir más , teníamos a compañeros de verdad y nuestras inseparables BMW. Tras el descanso y la comida rápida de Navidad, continuamos hacia el fin. Poco a poco llegábamos y tras cruzar el lago escondido y una carretera muy sinuosa en una gran bajada, por fin USHUAIA, La Ciudad más Austral del Mundo, objetivo cumplido y en tiempo.
Día 9. Ushuaia – Fin de la R-325 Km.
No podíamos abandonar nuestro viaje y tanto esfuerzo, sin llegar físicamente al fin del mundo, así que nos dispusimos a entrar en el Parque Nacional de Tierra de Fuego, donde técnicamente acababa la R-3 y “el mundo se acaba”, puesto que mas allá tras algunas millas de navegación, nos encontramos el mismo Polo Sur. Dicho y hecho al fin pudimos llegar con nuestras motos al final de la civilización. También visitamos la Estancia Haberton, donde observamos pingüinos Magallánicos y Emperadores, y el destino nos complació con la visión de lobos marinos. Otra visita obligada, fue el Museo del Fin del Mundo y por supuesto el mundo Yámana de los antiguos pobladores de la zona, y el impresionante Presidio de Ushuaia. Y así sin más, acabó nuestra pequeña aventura. Este no es un relato de viajes fantásticos ni de grandes aventuras, simplemente una experiencia que de una manera u otra vivieron 4 compañeros en unas motos que siguen recorriendo el mundo y que si todo sale bien las veremos en Septiembre en Baqueira.
Ahora continuaba nuestra aventura particular, encontrar la manera de poder regresar a casa, puesto que la compañía aérea, que en teoría nos trajo, no existe; pero eso será otra aventura que contar.
Suerte a todos…