Fecha: 25 Septiembre a 7 Octubre 2006. Pilotos: S. Moreno, M. Stein, R. Livius, K. Uzunoglu.

Países: Colombia, Venzuela, Ecuador.Longitud: 4.000 km. Entorno: Sierras Montañas, Selva Tropical. Terreno: Asfalto, tierra.

Sábado – Domingo 23/24 Septiembre 2006.

Una vuelta con club BMW Bogota: Edgar Gomez de Auto Germana, concesionario BMW de Bogotá nos entrega las motos y nos ayuda con todo. Entre otras cosas tenemos que llevar la matricula de la moto escrita en el casco y también un chaleco reflectante con la misma. Esa singular norma esta provocada por que hace años eran frecuentes los asesinos de bandas armadas en moto. Uno que conducía y el pasajero llevaba “ajustaba cuentas”. Nosotros solo usaremos los chalecos el primer día, ya las cosas son distintas en Colombia. Edgar nos conduce por el tráfico de Bogota que tiene su arte. Hay que estar muy atento pues en ocasiones roban las tapas de las alcantarillas y en mitad del tráfico no se ve el agujero, hasta el último momento. Montamos por un precioso recorrido hasta la Guavita a 3.500 metros de altura.

Lunes 25 Bogota – Villa Leyva 230 Km.

Quedamos con dos amigos Colombianos motoristas BMW con R1200GS, Andrés Maldonado y Julián Cortes. Ambos conocen España mediante una Ruta en Pirineos con motivo de la Concentración BMWRiders de Baquiera en el 2005, naturalmente entonces ganaron el premio a los pilos mas lejanos. Ellos tampoco conocen bien su país y son aventureros que van a descubrirlo con nosotros durante los primeros 6 días. Hoy nos choca la belleza de los Andes. Son majestuosas, mucho más grandes, altos y verdes en esta zona que los Pirineos y los Alpes. El asfalto es sorprendentemente bueno. Hoy montamos off-road en pistas durante la mitad del día. Por la noche hay cena y fiesta en casa de verano de Andrés. Ya nos vamos aficionando al “Aguardiente,” bebida típica colombiana.

Martes 26 Septiembre. Villa Leyva – Bucaramanga 330 Km.

Sacamos fotos de la plaza mayor en Villa de Leyva, desayunamos y salimos haciendo unos 50 Km. de tierra para comenzar. Paisaje verde frondoso, andino, montamos entre 2800 y 3600 m. de altura. Paramos en Barichara para comer en casa de Angelita que tiene 85 años pero esta mas joven que la mayoría de las mujeres de 70. Tiene una casa preciosa, tipo hacienda con patio en el centro y unas vistas de las montañas muy bonitas. Nos prepara una buena comida con pena nos vamos. Llegamos a Bucaramanga por la noche.

Miércoles 27 Septiembre. Bucaramanga – Valledupar 485 Km.

Salimos a las 7am. Ya sabemos que 100 Km. de distancia se tarda bastante en Colombia pues son todo curvas continuas. Hoy tenemos un largo día. Vamos dirección desierto de La Guajira. Todos los días pasamos varios controles de militares (normalmente 8-10 soldados con metralletas) pero solo nos pararan dos veces en todo el viaje y exclusivamente par ver las motos y charlar con nosotros. Llegamos a Valledupar, ciudad natal de “Vallenato”, música típica Colombiana. En el centro no hay scooters ni motos. Hoy las motos están prohibidas en la ciudad (igual pasa en Bogota con matriculas par e impar y días alternos). No pasa nada. Centenares de personas se arremolinan alrededor de las motos, ¡somos famosos!…

Jueves 28 Septiembre. Valledupar – Cabo de la Vela (La Guajira) 400 Km.

Los mapas de Colombia nos engañaron desde el primer día. Lo que parece plano son montañas, lo que parece corto y fácil es curva tras curva y laborioso. El mapa nos indica 250kms tierra- al principio pista y después nada. Salimos y vemos que los primeros 100kms están asfaltados hace poco. Por fin termina el asfalto. Aquí estamos a 20 Km. de la frontera con Venezuela donde un litro de gasolina vale 10 céntimos (en Colombia el precio oficial es igual que España). Aquí hay “gasolineras” de contrabando donde te sirven gasolina de la cercana Venezuela con jerrycans. En tierra vamos bien, hemos cogido el “feeling” de la R1200GS Adventure y aunque es grande, resulta muy noble en la tierra. En pistas de arena y zonas rocosas van perfectas. Una piedra provoca un problema con la GS de Julián, nuestro acompañante que lleva llantas de aluminio. Encontramos un pequeño campamento de indios y hacemos señas de martillo, no hablan nada de español. Tenemos la sensación de estar al final del mundo…no hay nada.. Espacios abiertos y cabañas de indios cada 20 Km. Llegamos a una base militar y nos informan del buen rumbo hacia el Caribe en el punto más al norte de toda Suramérica. Un sitio con 30 habitantes, donde te pescan langostas y te lo preparan con arroz de coco por un par de Euros. Un rincón de América donde se duerme en hamacas, donde nunca hay prisas.

Viernes 29 Septiembre. Cabo de la Vela – Santa Marta

Hoy pasamos la mañana nadando y comiendo langosta. A medio salimos hacia Cartagena donde pensamos pasar dos noches. Los planes no se cumplirán Hoy es día de tierra también los primeros 100kms y la llanta de Julián sigue fallando así que tenemos que buscar solución para transportar su moto. Desde Riohacha a Santa Marta hay 200 Km. que realizamos con una tormenta de potentes relámpagos siempre encima de nuestra cabeza. A veces hay de 30 a 50 relámpagos a la vez iluminando nuestro camino. Todo el cielo una manta de luz, impresionante espectáculo natural.

Sábado 30 Septiembre.

Santa Marta, día descanso en playa y reparamos llanta de Julián.

Domingo 1 Octubre Santa Marta – Cartagena. 250 Km.

Un día corto llegamos a Cartagena para ver esta joya caribeña, Patrimonio de la Humanidad. Me parece como una mezcla armoniosa entre La Habana y Nueva Orleáns arquitectónicamente….muy bonito.

Lunes 2 Octubre. Cartagena – Medellín. 670 Km.

El día más largo de todo nuestra etapa. Casi 700 Km. de curvas, en USA decimos día para “riders hardcore”. Definitivamente no es una jornada para motoristas domingueros…curvas y montañas…

Martes 3 Octubre Medellín – Armenia. 250 Km.

Caída de Fritz en curva de alta montaña a baja velocidad. Pantalla rallada y retrovisores rotos. Edgar de Autogermana en Bogotá nos envía retrovisores y una pantalla antigua de GS…..hoy dormiremos en finca de plátanos/café de la familia de Juan Pablo Montoya, el piloto de F-1. Llegamos a Armenia por la noche y no encontramos la finca. Finalmente una familia en un viejo carro nos dice que esta a una hora en la selva por pista de tierra, si queremos seguirles nos la enseñaran. Hummmm…. la oscuridad de la noche, el accidente, el cansancio, y los nervios empiezan a abrir camino al miedo. No hay otra opción y parecen buena gente. Les seguimos por pistas en selva durante 45 minutos. No hay carteles ni indicaciones de ningún tipo, estamos todos en alerta. La lluvia también ha embarrado el camino y las motos patinan en la oscuridad. Finalmente vemos una luz en la oscuridad, La finca. Es enorme y muy bonito edificado de trocos de bambú y maderas genuinas de la zona. La familia esta sonriente y feliz de habernos ayudado. Les invitamos a refrescos y les damos una propina por su ayuda. Naturalmente pedimos una botella de aguardiente y empezamos a relajarnos.

Miércoles 4 Octubre. Armenia – Cali

Partimos con Andrés y Julián que tienen que regresar a Bogota para trabajar de nuevo. Son 7 horas desde Armenia….no parece tanto en el mapa pero así es siempre. Nosotros a Cali para cambiar neumáticos y poner retrovisores nuevos.

Jueves 5 Octubre. Cali – Popayán

En AutoBonn en Cali cambiamos los neumáticos y Jorge el dueño de Asturias, una tienda de motos nos ayuda a preparar la moto caída. Pasamos un buen día con este simpático astur-colombiano y su familia.

Viernes 6 Octubre. Popayán – Otavalo

Sin problemas. Históricamente este tramo era de lo más peligrosos, lleno de guerrillas, y asaltantes, hoy esta muy tranquilo. Pasamos la frontera sin problemas y cambiamos de país, llegando al Ecuador. Las mujeres otavaleñas conservan sus vestidos como si fueran damas españolas del silo de Oro. El mercado tanto el de artesanía como el de productos alimenticios son de lo mas animado y bullicioso. Sus especialidades de lo más autentico.

Sábado 7 Octubre. Otavalo – Mitad del mundo – Quito

Pasamos el Ecuador y paramos en el monumento a La Mitad del Mundo. Los guardias nos dejan meter las motos en la zona de peatones y podemos tomar fotos con dos en el hemisferio norte y dos motos en el sur. A poca distancia Quito es una bulliciosa ciudad donde nos despedimos de nuestras motos. En resumen Colombia es un país maravilloso y desconocido que tiene que soportar la mala imagen internacional de pasadas décadas. Hoy es completamente seguro y tiene muchas cosas que ofrecer. Bellas ciudades en la playa, pueblos blancos de estilo colonial español grandes montañas, valles frondosos y sobre todo gente muy amigable, dispuesta para ayudarte en cualquier momento… y siempre listas para invitarte a una fiesta.

Scott Moreno

RUTA DE LOS EXPLORADORES ESPAÑOLES. Por Jos Martín

“El sol, en su carrera triunfal, se aproximaba a su ocaso dorando con sus ya amortiguados reflejos alguna nubecilla ligera que se sostenía suavemente en el espacio como a impulsos de un suspiro amoroso (…). El silencio se hizo completo, el paisaje era grandioso y solitario y todo, cielo y tierra, incitaba al éxtasis y provocaba el entusiasmo”.

Enrique Tusquets Tresserra

“Los grandes contrastes de un continente”

 

Colombia se dice que en su territorio guarda todo lo hermoso de Sudamérica: pueblos y ciudades coloniales como Santa Fe (fundada en 1541 por Jorge Robledo) o Cartagena de Indias (por Pedro de Heredia en 1533), Caribe lúdico y sensual en Santa Marta o San Andrés, montañas enormes como los Andes de la Cordillera Occidental, altiplanos como los Llanos del Este, selvas amazónicas en el parque nacional de Amacayacu, y grandes ríos como el propio Amazonas o sus afluentes el Putumayo y el Caqueta. Desde Medellín, la Panamericana transcurre por terrenos montuosos encajonados entre altas montañas y atraviesa Cali, fundada en 1536 por Sebastián de Belalcázar sobre un extenso valle, dominada tanto por el Cerro Tres Cruces como por una fama de fiestera que tal vez le venga directamente de su excelente aguardiente. Conforme el viajero se acerca al puente internacional del Rumichaca, la frontera con Ecuador, el camino se empina y se rodea de volcanes cuyas alturas pueden sobrepasar los cuatro mil metros. En Pasto e Ipiales, los últimos pueblos, hay buena artesanía en trabajos sobre la madera y el barniz, el tejido de paja, las toquillas y la joyería en oro. A pocos kilómetros de Pasto hay que decidir entre tomar el camino viejo o el camino nuevo. Casi todos optan por el nuevo, aunque nunca se sabe, porque la falta de mantenimiento y el clima pueden variar el estado del suelo y la comodidad del viaje.

La Panamericana entra en Ecuador por Tulcán, donde hay mercado los jueves y los domingos y se juntan las dos ramas, vieja y nueva, de la carretera. Desde San Gabriel sólo hay que recorrer doscientos cincuenta kilómetros por carretera tranquila para alcanzar Quito, a 4.794 metros de altitud en la falda del volcán Pichincha, capital del imperio de Atahualpa que representó para Pizarro su primera gran victoria cuando Sebastián de Belalcázar y Diego de Almagro la tomaron en 1533. Si mira desde lo alto de Cerro Panecillo, el viajero entiende que ahora hay dos Quitos: el centro, la ciudad colonial, y el norte, la ciudad actual. En sus dos mitades hay muchas cosas interesantes que cualquier guía turística al uso suele reflejar, aunque todos están de acuerdo en que el recorrido debe empezarse en la Plaza de la Independencia bajo la Catedral.

Dejando Quito hacia el sur, la Panamericana continúa por tierras altas hacia Latacunga, Ambato y Riobamba, ya cerca del volcán Chimborazo, mole de 6.310 metros. Una vez pasado Cuenca, a escasos kilómetros de su centro, hay una bifurcación que señala dos caminos: el que va hacia Loja para atravesar la frontera por Macará, camino más corto, pero intrincado y difícil, y el que lleva a Machala, el más frecuentado, que se dirige hacia Huaquillas, frontera con el imperio de los incas y el antiguo reino del Perú. En este paso se nota que las relaciones políticas entre Ecuador y Perú no suelen ser muy cordiales debido a viejas disputas fronterizas. La cordialidad, la paciencia y el sentido del humor, aunque también la firmeza, la agudeza y la vigilancia pueden ser las mejores armas.

La Panamericana pronto toma el borde de la tierra para transcurrir paralela al mar y no lo deja hasta llegar a Lima. Por el camino, hay ciudades coloniales elegantes como Trujillo, tierras sedientas como el desierto de Sechura, playas desiertas bañadas por un océano Pacífico a veces tan agresivo que da miedo, ruinas incas a sólo unos kilómetros de la carretera y muchas cosas más que no es difícil descubrir. Al fin, aparece Lima con su puerto de El Callao y la música andina suena con su mejor canto.

Bibliografía

–Los grandes contrastes de un continente. Enrique Tusquets Tresserra. Editorial Minerva. Barcelona, 1918.

–South American Handbook. Ben Box. Footprint. Bath, 2001.

–Costa Rica. Gabriel Ureña. Instituto Costarricense de Turismo. San José de Costa Rica, 1985.

–Breviario de Colombia. Carlos Sánchez, María I. Noreña y otros. Panamericana Editorial. Bogotá, 2000.