DANIEL «THE SHADOW» Valenciano, amante de los viajes en moto y de salir a hacer campo con los del Comando Che, reír y comer bien. En el garaje las BMW HP2, una GSA y DNEPR. #Africa2020 fue un viaje desde Etiopía a Ciudad del Cabo, si quieres saber más sobre esta ruta y sus aventuras puedes ver estos videos o leer más historias de Africa pinchando Aquí.
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A un tercio del camino hacia mi destino, pinchazo. No sería más que un alto en el camino si no fuera por donde nos encontrábamos, carretera de Addis-Abeba hacia Awasa, Etiopía.
Nos ponemos a reparar, sacar herramienta y kit de reparación para tubeless; cuando de repente me aparece una nube negra en el pensamiento. Estoy llevando una moto que no es mía, _¿y si ésta moto no lleva tubeless?… _sospecha confirmada, la nube se convierte en lluvia.
Ante la nueva situación solo toca variar los planes y acoplarse a los nuevos requerimientos, estamos en una carretera muy transitada y está llena de puestos para reparar pinchazos de camiones, así que nos dirigimos a uno de ellos; y con la parsimonia que caracteriza a todos estos países africanos, se ponen a reparar el pinchazo.
Desmontamos la rueda y con un mazo, parches y un compresor como herramientas del taller, bajo una techumbre de hojas de palmera, se ponen a desllantar y reparar el neumático.
Aquí no tienen otras herramientas más que las necesarias para poder desllantar los neumáticos de camiones. Veo como golpean y martirizan el lateral del neumático para desllantarlo, en fin, no tenemos otra alternativa y hay que llegar al destino antes de que se haga de noche.
Reparado el neumático proseguimos el camino. A destino aun nos quedará la tarde así que sin buscar entretenimientos hacemos ruta para poder llegar antes de que anochezca, buena norma para poder encontrar algún sitio decente donde dormir.
Hasta aquí no pasó de ser un mero incidente sin necesidad de comentario, pero al llegar a destino y desembarcar el material en el hotel me doy cuenta de que al neumático le ha salido una pequeña ampolla en el lateral y mi experiencia me dice que eso siempre irá a más.
Es evidente que la ampolla ha sido el mal trato al desmontar el neumático y no tiene ninguna solución decente frente a las carreteras que nos esperan más adelante.
En Awasa pretendemos estar 2 noches, que nos sirven para ver la evolución del daño y plantearnos todas las posibles alternativas de reparar (vulcanizar) o sustituir el neumático.
En estas condiciones se que sólo es cuestión de tiempo y no es aconsejable seguir el camino. El neumático puede reventar o destrozarse. Empezamos a preocuparnos ya que cualquier situación que nos planteemos pasa por montar un neumático nuevo.
Pensamos en positivo, estábamos en una ciudad pequeña, así que fuimos a recorrer todas las tiendas de motos buscando el neumático trasero más grande que puedieran tener… Las motos que circulan por aquí disponen de neumáticos muy inferiores en tamaño. Pasara lo que pasara, aún nos quedaban más de 10.000 km para el previsto cambio de neumáticos…y era evidente que el de mi moto no llegaría.
Como ninguno llega a la medida adecuada y ninguno aguanta en la llanta que lleva mi moto, un simple pinchazo, mal tratado se ha convertido en un problema que no somos capaces de solucionar tan fácilmente.
Descartamos los neumáticos locales y decidimos buscar el neumático en la capital… nada, no es una medida que exista en este país.
Después de informarnos con el distribuidor de nuestra marca de neumáticos, nos informó que la capital más cercana donde podemos encontrar esa medida o una equivalente es…. NAIROBI, KENIA a unos 1.300 km…. ¡Jajajaja ya empiezan las ideas descabelladas de montar un neumático de una moto china, dos neumáticos pegados, uno de coche…!
Alicia comienza a tirar de contactos y al final y gracias a la inventiva y la buena disposición de sus patrocinadores en España, conseguimos una solución hilando todas las ayudas: Pirelli enviaría un neumático a Madrid, una vez allí conseguiríamos que ese neumático viajase a Etiopia y lo recogeríamos en la capital.
Solo tendríamos que camuflarlo como equipaje para que no nos cobrasen su precio en aduanas.
Ok, todo planificado. El neumático lo recoge un amigo y nos lo lleva al aeropuerto, no sin antes empaquetarlo y envolverlo de tal forma que parezca una maleta en vez de un neumático.
Ya en el aeropuerto se encargan de él una de las personas de la oficina de Etiophian Airlines (otro de los patrocinadores que se hizo cargo del traslado de las motos) que va a viajar a Addis desde Madrid.
Así que dejamos controlado que dicho neumático entre en el avión de la mañana y salga con el destino a la capital etíope al día siguiente.
Después habrá que sacar el neumático del aeropuerto, zonas de control y aduana de tal forma que no tengamos que esperar 40 días ni pagar por una importación de un artículo especial.
Y otra vez nos encontramos con un muro ya que las motos, cuando llegamos desde España, nos costó sacarlas de la aduana una burrada, pero como nuestro contacto es alguien de la compañía que lo lleva como equipaje particular, haciéndonos un favor, ese trámite desaparece.
Segunda etapa, Alicia se queda en Awasa coordinando y verificando que todo sigue el plan establecido, un error o un cambio nos podría implicar días de demora. Yo monto en la Ducati Scrambler de Alicia y regreso a Addis para hacer noche allí y recoger el neumático al día siguiente en la puerta de salidas del aeropuerto.
Trescientos kilómetros después, una mala noche pensando en todo lo que se puede torcer y como solucionarlo, me planto en la entrada del aeropuerto, rezando y encomendando a todos los dioses existentes en ese país, para que no verifiquen ese equipaje, ya que si ven que es un neumático por rayos lo confiscan.
Los nervios no me dejan, sigo esperando en la puerta del aeropuerto y temiendo lo peor por la tardanza después de anunciar la llegada del vuelo.
Tengo que encontrar a una persona relacionada con la compañía, sé que aparte de su maleta lleva un bulto que debe parecerse a todo menos a un neumático…. Quince minutos después y ya sin uñas en mis manos, veo a parecer a una dama con tres nativos llevando diversos bultos directamente por el conducto vip de salida, ni aduana, ni controles ni nada….
¡Qué podía salir mal!_pienso mientras sonrío_¡Si lo teníamos todo pensado!
Madre mía, nunca había pasado los trescientos de vuelta a Awasa con una sonrisa permanente, como los que pasé ese día sobre la Scrambler con un neumático en la trasera tan deseado como con flotador en un naufragio.