VICTOR RIDER. Victor Rider. Nací en Madrid, lo que me da por naturaleza el título de Ciudadano del Mundo. Quienes me conocéis, ya sabéis quién soy. Para los que no me conocéis, soy un motorista más. Viajar en moto es la mejor manera que conozco de sacarle todo el jugo a la vida. Con eso no digo todo, pero sí la mayor parte. A todos, nos encontramos en el camino. Puedes encontrar a VictorRider en Instagram.También en FB a Ian Coates.

Se han cumplido ya ocho años de mi viaje por España con Ian Coates.

Un viaje que comenzó la madrugada de un sábado de enero de 2012, cuando algo me despertó para impulsarme a escribir un mensaje a ese motorista inglés que llevaba siguiendo un tiempo a través de Facebook.

Con 55 años decidió coger su Africa Twin para recorrer el mundo, y 14 años después andaba por Italia en lo que debían ser los últimos coletazos de su viaje.

En todo ese tiempo no había vuelto a su país más que para renovar el pasaporte y su mujer, Judith,  esperaba pacientemente su regreso.

Me fascinaba la idea de poder conocerle,  poder siquiera absorber una mínima parte de la  sabiduría adquirida por ese hombre de 69 años a lo largo de un viaje fascinante. Le propuse encontrarnos a comienzos de febrero en el puerto de Barcelona.

Su respuesta breve y rotunda_Ok, I will (muy bien, lo haré)_ fue un anticipo de la que más tarde descubriría como su frase preferida: «Just do it».

Esta no necesita traducción, la marca Nike se ha encargado de enseñarnos su significado. Pero mientras para Nike esa frase no es más que un eslogan, para Ian era, y lo sigue siendo a sus 77 años, un compromiso de vida.

A lo largo del mes de febrero de 2012 recorrimos buena parte de España, y al tiempo que yo aprendía con mi Maestro una inestimable lección de vida, procuré facilitar a quienes estuvieran interesados la oportunidad de conocerle.

Mi deseo de dar a conocer a este hombre entre los motoristas españoles aficionados a viajar me llevó Incluso a ponerme en contacto con la revista Motociclismo…y  afortunadamente mostraron interés en publicar su historia.

Ese viaje no solo me brindó la oportunidad de conocer a grandes motoristas algunos de los cuales se convirtieron con los años en tan buenos amigos que me han llegado a escoltar con sus motos hasta el altar, oficiando incluso en mi boda motera… sino que tuve la oportunidad de conocer por dentro la redacción de la revista que leía de chaval, la que me hizo soñar gracias a los reportajes que de sus viajes  por el mundo publicaban motoristas como Gustavo Cuervo.

La cosa no quedó en un mero artículo: la entrevista a Ian Coates fue el argumento para publicar un número especial dedicado a los Grandes Viajes en moto en el que se incluía, cómo no, a Gustavo.

No fue la única revista de difusión nacional que se hizo eco de la figura de Ian, otras como Solo Moto con un artículo firmado por Charly Sinewan, consiguieron que este hombre se hiciera a partir de nuestro viaje conocido por un gran número de motoristas españoles, que comenzaron a soñar con realizar viajes como el suyo, y tomaron nota de su manera sencilla y práctica de entender la vida.

Uno de los lectores de estos reportajes fue nuestro protagonista, Felipe. O como a él le gusta llamarse, Phil Road.

Tanto le impresionó la figura de Ian Coates y su interminable viaje, que decidió lanzarse a la búsqueda de una Africa Twin como la suya con la idea de conocer mundo. Encontró una en Asturias, y hasta allá se fue a por ella.

Ya con la moto, sólo le quedaba otro gran objetivo por cumplir: entrar en contacto con él. Pero Phil era «analógico», y al no manejarse en Facebook no tenía manera de saber de él.

Gracias a que Charly me mencionó en su artículo, también sabía de mí, y poco más.  Así que con los artículos de ambas revistas guardados consigo se lanzó a recorrer carreteras, sobre su flamante Africa Twin, a la búsqueda de Ian Coates.

Finalizado mi viaje con Ian, en un día como hoy 2 de mayo en que escribo estas líneas, salí a dar una vuelta por las maravillosas carreteras de la sierra de Madrid con la Tizona, mi recién estrenada nueva montura.

Era un día soleado que invitaba a celebrar la festividad de mi tierra como mejor podemos hacer los motoristas: recorriéndola en moto.

Es bien conocida por todos los madrileños la carretera que bordea el embalse del Atazar, el mayor de Madrid. Revirada y divertida, que atraviesa un monte y sobre cuya presa, ofreciendo una admirable vista, existe un mirador y un pequeño ensanche del arcén donde aparcar la moto.

Esa fue la ruta que, no por casualidad, elegí ese día. Quienes conozcáis Madrid sabéis que las buenas rutas están aseguradas independientemente de cuál sea el rumbo que toméis, pero el mío ese día estaba marcado por el destino.

Al llegar al mirador sobre la presa encontré el lugar en una casi total soledad, sólo rota por un individuo vestido con ropa de abrigo, al que únicamente un detalle le diferenciaba de cualquier otro tipo corriente: la preciosa Africa Twin como la de mi amigo Ian Coates que pacía a su lado.

Una situación así, como comprenderéis quienes de verdad sepáis de que va esto de la moto, requiere echar la pata de cabra y entablar conversación con tu inesperado compañero en la ruta:

Qué tal, me llamo Víctor. Me encanta tu moto, es parecida a la de un amigo con quien he estado de ruta hace unas semanas

_Me la acabo de comprar. Verás, leí en una revista…_saca de un bolsillo cuidadosamente doblados los artículos de las revistas.

_…sobre un motorista inglés que ha dado la vuelta al mundo sobre una moto como esta, y me lancé a buscar una igual para poder hacer algún día lo mismo que él ha hecho, me tuve que ir hasta Oviedo a por ella y la tengo desde hace un par de semanas_. finalizó de contarme.

_Ese motorista inglés es Ian Coates, ¿verdad?»_le digo con una sonrisa. 

Sus ojos entonces se iluminan y se abren como quien descubre un tesoro escondido mientras exclama: _¡Tú eres Victor Rider!_

La emoción pudo con ambos, a Phil se le saltaban las lágrimas al explicarme cómo llevaba tiempo intentando dar con alguna pista que le condujera a Ian sin éxito, y a mi al encontrarme delante de la mejor recompensa que podría imaginar a mi deseo de dar a conocer entre los amantes de los viajes en moto la historia mi nuevo amigo inglés.

Cogí el teléfono, llamé a Ian, le conté la historia y le puse brevemente al teléfono con Phil. Después intercambiamos contactos, y nos comprometimos a volver a vernos en el futuro, cosa que hicimos.

Continué mi ruta con un sentimiento que no ha dejado de abandonarme desde entonces en todos los sucesos que han ocurrido en mi vida: las casualidades no existen.

A tal punto llega esta afirmación, que este relato nace el día de ayer, 1 de mayo, cuando me pongo en contacto con Alicia después de tiempo sin hacerlo, y aprovecha para proponerme participar en los #relatosmoteros que está publicando junto a Gustavo en este periplo tan complicado que estamos viviendo.

En un principio deseché la idea, pero esta mañana me desperté con un personaje en mi cabeza: Phil Road. Hacía años que no pensaba en él.

Entonces comencé a pensar en mi amigo inglés, con quién hace tanto que no hablo…abrí el Facebook, busqué la foto que publiqué el día que conocí a Phil con su historia: fue un 2 de mayo de 2012, hace hoy exactamente 8 años.

Me quedó claro que tenía ya que escribir el relato, pero sobre todo, tenía que llamar a mi amigo inglés.

Descolgó el teléfono su mujer, Judith_Hola Judith, soy Victor, el motorista español. ¿Te acuerdas de mi? Estuve visitándoos hace 7 años_

_ ¡Siiii, hola Víctor!, espera que llamo a Ian_Víctor, qué coincidencia, ayer mismo estuve viendo fotos tuyas y de Big David, iba a escribirte un email!_.

Como lo oís.

Y así ha sido como, gracias a una llamada no casual en una fecha menos casual aún,  me he encontrado hablando de nuevo con un intacto Ian Coates, que a sus 77 años lamenta no poder acudir este año a la Isla de Man.

Que sueña con volver a viajar en moto, que sigue proyectando estar viajando hasta los 90 en su Africa Twin, antes de colgar el casco para dedicarse a recorrer en barca los ríos de Norte America, desde Canadá a Nueva Orleans, remontando el Mississippi desde Florida…pero esa es ya otra historia.

También he vuelto a llamar a Phil Road, quien tiene su Africa varada en taller por culpa del CDI.

_A mi en 300.000 millas no se me ha averiado en una sola ocasión_me decía Ian orgulloso esta mañana.

Y también he llamado a Big Dave para transmitirle los saludos de Ian. Y he escrito a mi amigo y escudero en mi boda Juan Recio, y a Tito, y a Salva GS,  a Ignasi Calvo, a Sergio Pueyo…a esa pequeña gran familia que hice entonces, y hoy sigo sintiendo parte de mi vida, gracias a ese impulso que tuve una madrugada de enero, hace 8 años.

Porque las casualidades no existen, y que me despertara aquella madrigada tampoco lo fue.

Nos encontramos en el camino.


#Relatosmoteros, están donados de manera altruista para que todos nos entretengamos. ¿Quieres leer más #Relatos moteros? Puedes hacerlo también en el blog de Alicia Sornosa pinchando aquí.