En la costa lucense durante el verano no encontraras las altas temperaturas de las costas mediterráneas, ni mucho menos sus agobios turísticos. Proponemos en esta ocasión una ruta que combina la costa de la comarca de La Mariña con un viaje por el interior, para descubrir alguno de los muchos rincones con encanto de esta provincia gallega.
Rutómetro: Lugo-Meira-Ribadeo-San Cosme-Mondoñedo-Masma-San Martín de Mondoñedo-Foz-Burela-Cervo-Viveiro-Porto do Barqueiro-Estaca de Bares-As Pontes de García Rodríguez-Villalba-Lugo.330 Km
Partiendo de la capital, la N-640 nos lleva directos hacia la primera de las rías Altas gallegas, que comparte con Asturias encantos y paisajes. Los primeros 35 kilómetros son de paisaje típicamente gallego de interior pero sin grandes alardes paisajísticos, pero a partir de Meira, la naturaleza despliega sus encantos y la carretera se retuerce para superar el puerto de Marco de Alvare y a base de un permanente zig-zag nos lleva, siguiendo el río Eo, hasta su desembocadura. Del lado astur Vegadeo y Castropol y del lucense Ribadeo, en la bocana de la ría desde la que se tienen fantásticas vistas, incluido el viaducto de la N-634 que vuela a la entrada de la ría. Las nieblas aparecen de cuando en vez durante el verano, pero no suelen ser muy persistentes y en cualquier caso componen otro atractivo mas del ultimo gran pueblo costero gallego por oriente. Los 24 Km. que separan esta ría de la de Foz se salpican con agradable playas, como la de Castro y magníficos cabos como el de la Punta Corbera, así que no serán pocos los que ya den por finalizado su camino en estos parajes. Nuestra ruta continua, y se aleja provisionalmente de la costa para visitar Mondoñedo, siguiendo una carretera escénica con buen firme y algo de trafico. Mondoñedo es ciudad catalogada como conjunto histórico-artístico para lo que suman sus encantos entre otros la catedral del siglo XIII, el Santuario de los Remedios, el hospital de San Pablo y el monasterio de Salvador, pero lo mejor es el conjunto de callejuelas, rincones palacios y casonas hidalgas, que hablan por si solas de un influyente pasado que le valió, durante algún tiempo, para ostentar la capitalidad de una provincia que llevaba su nombre, en franca rivalidad con Lugo. El mercado y la cena medieval que se organizan la segunda semana de Agosto son uno de sus mayores atractivos veraniegos. Para regresar a la costa nada mejor que las carreteras locales ( LU-160 y LU-152) que se enlazan siguiendo el curso del río Masma para acabar en su ría y Foz uno de los puertos pesqueros más bellos de la región. En la bocana, la playa de Rapadoira, a continuación la de Llas, Burela y Cervo donde dejamos la carretera principal para seguir por una local que nos lleva pegados a la costa hasta el cabo de San Ciprian y su vigilante faro. Moras, Portocelo y por ultimo la gran población de Viveiro en el fondo de una abrigada y suave ría cuyo paisaje mas recuerda a las Bajas que a las Altas a las que pertenece de pleno. Esta animada población vive un intenso verano cuajado de fiestas populares; La Rapa das Bestas en Buyo ( 4 Km. ) el primer domingo de Julio, las patronales de San Roque, 16 Agosto, y la romería de Naseiro, cuarto domingo de Agosto, son las mas destacadas. El pulpo, la empanada, el marisco en todas sus variantes, las sardinas y los cachelos… toda la gastronomía gallega despliega sus sabores en unas fiestas de intensa participación popular.
La carretera C-640 seria la vía lógica para regresar hacia la capital, pero ¿quien puede dejarse en el tintero la ultima ría lucense por occidente? nada menos que la bellísima ría del Barqueiro que hace frontera con La Coruña y junto a la que se erige la punta de Estaca de Bares. Un cabo exclusivo, con todos los alicientes de las “puntas del mapa” espeluznantes acantilados, recoleto faro y limite septentrional de España. Para viajar hacia el sur nada como la LC-101 una ruta que sigue el bonito paisaje de la sierra Faladoira hasta As Pontes, desde donde por Villalba se regresa a la capital. Es este un viaje para realizar con calma, alternando los baños en las playas con las vistas panorámicas desde los cabos, la degustación de su excelente gastronomía y la diversión de sus fiestas veraniegas.
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