Una nueva jornada y esta vez de puro desierto que comenzó por la mañana con la imperdonable visita al extremo occidental de la Gran Muralla China. El final de la muralla es un lugar bastante turístico, y considerado Monumento nacional. Un gran recinto militar con varios edificios acoge a miles de turistas, especialmente chinos, que llegan hasta este remoto lugar de su  país, y no son pocos los que presumen de haber llegado hasta aqui, pues para ellos tambien esta realmente lejos. Pero aun más allá, unos 5 km, hay un lugar mucho más genuino, casi sin «contaminar» por las masas de visitantes, que permanece solitario y muestra la grandeza de esta gigantesca construcción. Es solo una pequeña fortaleza de las muchas que jalonan esta obra centenaria que se estiria por el norte de China durante mas de 6000 km. A lo largo de montañas y valles, actualmente la mayoria se encuentra desmoronada, abandonada y olvidada pero en este corto tramo esta reconstruida con los materiales originales, barro , paja y madera y lo mejor es que nos dejan subir con las motos y rodar algunos metros por encima. Angel no se lo podía perder y después de descalzarse, ( las botas de enduro no son precisamente el mejor calzado para subir unas cuantas centenas de escalones a pleno sol ) subió en la moto y se dio el gusto de recorrerla sobre la BMW F-800 GS .

Finalizada la visita comenzamos la etapa del día. Una etapa dura pues de los casi 400 km 170 son de una pista semi-asfaltada dificil, llena de trampas, baches y tramos de tierra incluso  fech fech ( ese polvo como talco ) que corren paralelos a la moderna autopista. Mientras todos los vehículos circulan a pocos metros a los 120 km por hora olbigatorios por la doble vía nosotros tenemos que seguir la tortuosa pista ya que las motos no pueden circular en China por las autopistas. Son casi cinco horas que se hacen largas, pero muy entretenidas pues no te puedes despistar ni un momento. Ademas en esta ocasión el calor apretaba ( 35 grados ) y gran parte del ligero asfalto con que han cubierto la pista estaba derretido y por tanto muy resbaladizo. Para finalizar y llegar a Dunhuan una perfecta carretera se interna en el desierto del Gobi. Era esa hora del atardecer mágica cuando las montañas empiezan a mostar sus relieves abruptos a la luz rasante del atardecer. Yo me habría quedado mucho más tiempo haciendo fotos con esa luz espectacular en este rincón de Asia, pero hoy es el cumpleaños de Noelia, la esposa de Angel, y había que llegar al oasis  de Dunhuan para prepararle su merecida fiesta. Aguantar todo el día por esa «pestosa»  pista es algo que recordara siempre. Feliz cumpleaños Noelia. Mañana pondremos las ruedas de tacos. Las dunas nos esperan.

Angel: Hoy me impresionó la Gran Muralla. Es increible la dimesión de esta obra gigantesca y la vista desde uno de sus torreones sobre la cima de una montaña vigilando el desierto del Gobi. La carretera-pista o lo que sea, pues no es facil de definir el tramo de ruta central de hoy, fue realmente duro, con el asfalto derretido por el calor, un tramo muy largo en el que «no puedes perder pistonada», hay que estar siempre atento.