Ana Marquez Van der Sluis. De corazón motorista desde niña ha viajado por diferentes países Europeos, primero de pasajera y después llevando sus propias motos de gran cilindrada. Enamorada de Marruecos y sus desiertos también a utilizado su moto para disfrutar de múltiples rincones de España, sus GP y la mayoría de los grandes eventos motociclistas. De corazón motorista.

¡¡Cada verano veníamos a España!!, mi hermano y yo teníamos la altura suficiente para ir tumbados encima de las maletas de la parte trasera de un Opel Ascona ranchera y allí en nuestro pequeño reino, dormíamos, cantábamos y jugábamos a multitud de juegos, uno de ellos era ver quién de los dos veía más números de coches del color escogido, nos pasábamos las horas fijándonos en el tráfico para no escapar detalle, de vez en cuando nos pasaban unos extraños artefactos a dos ruedas con aspecto de astronautas, a veces pasaban casi sin poder ver su color y otras nos saludaban de un modo cariñoso, pero de cualquier manera yo admiraba semejante proyectil andante.

¡¡¡El tráfico se paró de golpe!!!  y un par de horas de retención nos obligó a cambiar de juego, de repente ambulancias, policía…. un coche había iniciado un adelantamiento sin percatarse de la presencia de una de las motos y el accidente fue inevitable, aquello se me grabó a fuego, pero no evitó nuestra afición a las motos.

Un verano de ya iniciada la pubertad un amigo de mi hermano tenía una puch amarilla de 50cc, la oía llegar de lejos y me ponía la primera de la fila para dar vueltas a la manzana, cuanto hubiese querido tener una igual!!

Al año siguiente un amigo de mi padre apareció con una de enduro, no recuerdo la marca ni el modelo solo que sonaba como los ángeles, pero una vez más las vueltas se me hacían cortas.

Ansiaba cumplir los catorce para sacarme la licencia de ciclomotor, con ella llego la vespino y todas mis aventurillas propias de la edad, me sentía libre, ¡¡¡¡¡Por fin era yo quien conducía!!!!!

Durante largos años continué con la afición como pasajera, primero la super Teneré, después llegaron los viajes por Europa con la Yamaha GTS 1000, España, Francia, Alemania, multitud de anécdotas podría contar pero nunca olvidaré  el regreso de Alemania, apuramos tanto el tiempo que tuvimos que regresar en una sola etapa,  1900 km de un tirón, cuando aparcamos la moto en el garaje no podía bajar de ella, me deje resbalar por un lateral y tarde unos minutos en poder ponerme recta, cuando me vi en el espejo del ascensor creí ver al mismísimo Lucky Luke solo me faltaban las pistolas. 

También las carreras GP en Jerez, Montmeló, Cheste, disfrutaba enormemente del rugido de la parrilla de salida y de las curvas de Sito Pons y Ángel Nieto, los viajes para ver el gran premio se convirtieron cada año en cita obligada con los amigos haciendo un gran rodeo antes de llegar al destino y el ambiente estaba asegurado, el regreso a casa era toda una fiesta, en los puentes de Jerez a Madrid se agolpaba la    gente con banderas para darnos paso como si fuéramos los vencedores de la carrera, las curvas de Despeñaperros se transformaban en un circuito de velocidad y  las motos pasaban por la derecha, por la izquierda, era una auténtica locura, pero como me gustaba!!!!

En la Yamaha GTS  recuerdo acelerar desde el asiento trasero para sentir aún más la velocidad , por la noche tenía una pesadilla recurrente, recuerdo coger la Yamaha y ponerla en marcha, pero no sabía dónde tenía que embragar, ni donde estaban las marchas ni el freno y a consecuencia de ello la moto siempre terminaba en el suelo, por aquel entonces mi marido tenía una Montesa H7 así que le pedí que me enseñase a conducir por campo y las pesadillas desaparecieron, pero no las caídas, cada charco me esperaba con los brazos abiertos y el barro chicloso se adueñaba completamente de mi indumentaria motera, me sentía como una niña saltando en los charcos y jugando con el barro………..

Una vez dominada la conducción me anime a sacarme el carnet, entonces llegó la Teneré,  jamás olvidaré mi primera cuesta!! era un camino de tierra con una gran pendiente, las piernas me empezaron a temblar, la boca se me secó de golpe, las manos se me empaparon de sudor frio y todo lo que había aprendido con la Montesa y en la autoescuela se me borró como un disco duro jaqueado!!

Después llego la Honda Transap,  buenos viajes y algún que otro contratiempo, un verano en las Lagunas de Neila y tras disfrutar una curva tras otra bajo un sol abrasador buscamos una sombra para tomarnos un respiro y un refrigerio, tan distraída iba con la búsqueda que no vi a mi marido parar tras una curva con tal infortunio que choqué  casi sin reaccionar, la cúpula salto en mil pedazos y yo caí rodando como una gran bola de nieve cogiendo cada vez más velocidad, cuando por fin paré me sentí tan ridícula que no podía parar de reír ……

Al poco tiempo vi la BMW GS 1200 en una conocida revista del mundo del motor y me enamoré al instante, un flechazo en pleno corazón, sería mi primera gran moto nueva full equip ,era de color amarilla y la apodé “La traga millas”, la única  que tuvo nombre, una gran moto que me dio infinidad de satisfacciones, cada curva parcia entrar en railes, su ronroneo bronco me sonaba a música celestial y los kilómetros pasaban desapercibidos, me sumergía en mis pensamientos y recordaba mi niñez, la de veces que había soñado con tener mi propia moto y por fin era yo la  protagonista de ese sueño infantil, a veces observa los coches que adelantaba con el deseo de encontrar algún niño mirándome y saludarle como hacían conmigo, pero iban absortos en una pantalla del asiento delantero.

Recuerdo un viaje a Formentera, mi hermano había adquirido otra GS también, tras pasar el día en la playa regresaba por un camino de arena y aun llevaba el pareo puesto, intentaba llegar al parking de coches para quitarme la arena y equiparme, la moto serpenteaba y sus doscientos y pico kilos no me lo ponían nada fácil, notaba que la gente que pasaba me miraba, pero pensé que estaban esperando verme aterrizar en la arena o como siempre le resultaba extraño ver una mujer en esa pedazo de moto, cuando llegue al parking miré al suelo para poner la pata de cabra y ………HORRORRRRR!!!!! el pareo se había soltado y lo llevaba a la altura del ombligo …………..

Ya de regreso y en solitario el Ferry atracaba en Denia al medio día en pleno mes de agosto, los altavoces dieron la voz de aviso.

-Señores conductores preparen sus vehículos el barco está atracando!!!

Corrí escaleras abajo, pero no me dio tiempo a equiparme, el casco y la cordura  estaba en las maletas y me llevaría un tiempo equiparme, arranqué la moto rápidamente, el oficial del barco me señalaba con rapidez el camino y yo aun iba en pantalón corto y tirantes, el asfalto del puerto desprendía un calor invisible que brillaba a la distancia y faltaron un par de grados más  para  derretir mis zapatillas, busqué una sombra para protegerme de aquella solanera y equiparme para emprender el viaje de vuelta y acto seguido la sirena de la policía local me daba el alto con cara de pocos amigos, le dije que buscaba una sombra para equiparme pero salió del coche con un blog de multas y me pidió la documentación de la moto, acto seguido  empezó a rellenar los datos.

-No pensará que voy salir a la carretera sin casco?, le dije.

Me costó algo de tiempo convencerle y rogarle pleitesía, pero finalmente me perdonó la multa, Uff…..

Continuaron los viajes , en el año 2006 leí un artículo en la revista Solo Moto donde organizaban un viaje por Marruecos pasando por las dunas y viendo así mismo un tramo del prestigioso Rally Paris Dakar y no dudamos en ir, pasamos por el campamento donde dormían y se concentraban todas las motos, coches y camiones para su mantenimiento diario, paramos junto la moto de Nani Roma y tuvimos la suerte de poder hablar un rato con él, ver aquello tan de cerca me causó una profunda admiración hacia todos los  pilotos  que sufren todo tipo de calamidades en especial los de moto, soñé con participar en el Dakar pero en eso se quedó, en un sueño!!

En esa ocasión vivimos aquel penúltimo Dakar por África en todo terreno, los atardeceres convierten a sus dunas pardas en un naranja radiante, las noches en jaimas con los tambores resonando de fondo al calor de las hogueras, el impresionante cielo con miles de estrellas dibujando sus constelaciones a dos palmos sobre el suelo, esos amaneceres puros vislumbrando a lo lejos el perfil de los camellos en las caravanas de los nómadas  y  desde sus majestuosas dunas donde rugían los motores de los camiones descrestando sus inmensos motores que se balanceaban hasta conseguir apoyar de nuevo las ruedas y hacer tracción, allí donde sobrevolaba el helicóptero a un par de metros sobre nuestras cabezas sin perder detalle, es donde decidí que tenía que regresar en mi propia moto, definitivamente había sentido la llamada de África!!

 ¡¡¡Entonces algo sucedió!!!  poco a poco el cansancio se apodero de mí, mi concentración mermaba semana tras semana, recuerdo el ultimo que día que salí en moto, olvidé ponerle la pata de cabra y la moto cayó al suelo sin que ni siquiera pudiese reaccionar, los coches me adelantaban y mi sexto sentido había desaparecido como mis fuerzas,  tal vez fue mi rabia, pero ya no quería verla, y finalmente llego la pregunta…… la vendo???? ¡¡¡Y así fue!!!  Un comprador de Jerez de la Frontera vino hasta casa, hizo todas las preguntas de rigor extrañado por sus cuidados y kilómetros, acepto la compra, aun oigo su sonido inconfundible desaparecer al final de la calle.  

– Mi corazón se partió en dos!!!

Pasaron diez largos años sin casi darme cuenta, había luchado lo invencible pero ya estaba completamente recuperada, solo deseaba poder volver montar en moto, en vespa, en bici si quieres, pero algo que tuviese dos ruedas…….

Un buen amigo nos propuso ir a Chefchaouen (Marruecos) confieso que dudé de mi capacidad, pero decidí ir, en esta ocasión llevaba mi moto actual, un Kawasaki KLE 500, cruzamos el charco hacia tierras marroquíes, fueron muy pocos días y pocos kilómetros, pero lo suficiente para despertar algo nuevo dentro de mí, a nuestro regreso y ya en el Ferry miré a mi marido que sonreía al verme tan feliz, recuerdo que le susurré…..

-¡¡¡¡Vamos a volver cariño, pero solos y hasta el desierto como siempre desee!!!!

Los dos años siguientes pasaron sin grandes novedades, no me apetecía quemar gasolina por quemar, los paseos dominicales me aburrían, mi cabeza estaba en otro lugar, aquel último viaje puso un claro objetivo en mi vida, quería hacer un gran recorrido por Marruecos sin planes….quería volver a las dunas en moto!!!

Es curioso pero cada viaje tiene una fecha y un momento en tu vida, por mucho que te empeñes solo surgen cuando los astros se alinean, un reencuentro fortuito con un amigo nuestro puso en marcha lo que hasta ahora fue mi gran viaje, un pequeño viaje para muchos y un gran viaje para otros y que para mí hubo un antes y un después sin duda, aprendí lo realmente poderosa que es la mente, aprendí que mis limites están muy por encima de lo que realmente creía y que  cuando algo deseas con todas tus fuerzas no hay nada que te puede parar……………Encontré el poder en las dos ruedas!!!!

Ana Márquez Van der Sluis.