Entre Cochabamba  y Sucre apenas hay 300 km en teoría fáciles, asi que salimos tarde y los primeros kilómetros fueron rápidos. Asfalto bueno, curvas enlazadas y hasta paramos a comer antes de tomar el desvio. A continuación casi 100 km de carretera empedrada, un tipo de via muy curiosa, yo diria que única de Bolivia. Cantos rodados pegados con arcilla, en los que se pude circular rápido, aunque con mucho ruido y botando todo el tiempo, eso si afinando en las curvas por si acaso. [flash http://www.youtube.com/watch?v=OUdysivceLY w=400 h=300]

En cualquier caso lo malo fue otro pinchazo con los cactus lo que nos rompió la media.  Al final se nos hizo de noche en una pista de tierra muy complicada con mucho polvo y muy rota. Adelantar camiones o cruzarlos fue una auténtica lotería, pues no se veia nada de nada dentro de la densa nube de polvo. Cuando alcanzamos la carretera asfaltada… un nuevo pinchazo. Llegamos a Sucre, una preciosa ciudad colonial justo para cenar y apretar los puños para dormir deprisa.

Al dia siguiente entre Sucre y Potosi, asfalto, curvas enlazadas y pocos kilómetros nos permitieron llegar sin incidentes hasta la que fue la ciudad mas rica del mundo durante el siglo XVI. El cerro Rico, una autentica montaña de plata que aun sigue en explotación. No podiamos dejar de entrar en las minas asi que nos vestimos de mineros y a las galerías donde con la única ayuda de la coca, los mineros arañan la tierra en busca de su precario sustento. Una experiencia dificil de olvidar. Mañana de nuevo a la ruta con destino al majestuoso Salar de Uyuni.