El Ayuntamiento de Barcelona se ha posicionado claramente con su última campaña como un consistorio anti moto.

Uno de los carteles de promoción del transporte publico utiliza un dibujo de un personaje feliz por viajar seguro en transporte publico y uno  triste y accidentado por utilizar una motocicleta. El titular: Mas seguridad viaria.

Asimilar transporte público con seguridad y motocicleta con daños corporales, es una clara manipulación. Mucho mas cuando según los datos mostrados en la presentación llevada a cabo en Hospitalet de Llobregat por la Asociación para la Promoción del Transporte Publico apoyadas por la Autoritat del Transport Metropolita, La Diputación de Barcelona, el Ayuntamiento de Barcelona, Ferrocarriles de la Generalitat, Transportes Metropolitans de Barcelona entre otras, son claramente tendenciosas. La gráfica mostrada en la presentación corresponde, según los presentadores de la campaña, al anuario del ministerio de Fomento 2016* y esta referida a los traslados interurbanos en toda España y no a Barcelona, donde la penetración de la moto en el total supone aproximadamente el 20%.

La campaña pretende poner en valor el transporte publico frente al privado y cuenta con una serie de carteles de la ilustradora Cristina Bueno. Hacer bueno al autobús o el metro frente a una moto con esta imagen es como si las Asociaciones motociclistas hicieran buena la moto por su realidad de libertad e independencia, frente a vagones  atiborrados, malolientes y llenos de viajeros carteristas y acosadores sexuales.

Resulta especialmente extraño en Barcelona, ciudad que en parte gracias a la moto ha conseguido su desarrollo económico y mejor movilidad urbana, al margen del valor histórico que la motocicleta ha representado y representa en la ciudad condal. Curioso también que esta campaña este pagada en parte con dinero público es decir impuestos también de los motoristas mientras el transporte publico ( sin duda imprescindible y necesario) esta subvencionado en la mayoría de sus lineas y por tanto deficitario.

Utilizar la vulnerabilidad de los motoristas como un argumento a favor de cualquier promoción, en lugar de fomentar su respeto y protección es miserable y un desprecio directo a una parte de la ciudadania a la que supuestamente pretenden defender y liberar.

*Datos pendientes de comprobación.