Fecha: 30 Agosto a 5 Septiembre 2007. Pilotos: Inés Bulto, Sandra Voskujil, Marta Irigoyen, Rosa Giro. Gissella Enrich.Acompañantes: Juan Antonio Sanfeliu, Nicolás Molina

Países: Francia, España. Longitud: 2.500 Km. Entorno: Ciudades, llanuras, montañas. Terreno: Autopistas, asfalto.

Esta última etapa de la Vuelta al Mundo BMW Riders no es ni mucho menos una descripción de una exótica etapa por arriesgados parajes y donde bajo cada piedra nos acecha un peligro. Sin embargo, sí es la culminación de una aventura global, donde, además del disfrute de conducir a lo largo de cientos de kilómetros y visitar lugares de ensueño, ha prevalecido el compañerismo, la amistad y la ilusión.

Ante esta nueva y última etapa se nos presentan varios retos. Si bien es cierto que trascurre por una muy civilizada zona de Europa, descubriremos que entre esas pobladas áreas de Francia y España existen hermosas zonas rurales. Otro desafío es el poder llevar las motos en las mejores condiciones posibles a su destino final: ante las puertas del Ayuntamiento de Madrid. Y, no nos engañemos, ¡el hecho de ser un equipo completamente femenino también es un reto de por sí! Pero tan sólo deciros que si mañana mismo pudiésemos, volveríamos a repetir, la misma ruta o cualquiera que nos propusieran, dado que ha sido una de nuestras experiencias deportivas y humanas más entrañables de nuestras vidas!!!

28 de agosto 2007: Paris

Junto a la plaza de Charles de Gaulle, también conocida como Place de l’Étoile por su obvia forma, se encuentra nuestro hotel. Nos encontramos con Marta y Gisela, practicando la afición que vendría a ser la tónica de aquellas noches en las que el cansancio no podría con nosotras: jugar a cartas. Inés, Mª Rosa y Juan Antonio están a punto de llegar. Al ver a Marta constatamos que desafortunadamente no se trataba de una broma pesada: realmente tiene un brazo enyesado, por una inoportuna fractura… No obstante, no se “libraría” de la etapa, ella aún no lo sabe pero le espera una difícil tarea!

Pierre, amigo y también piloto de algunas de las etapas anteriormente discurridas, ha tenido la amabilidad de hacer de anfitrión en Paris y acompañar a Nico, Eduardo y Sandra a Arcueil Motor, el concesionario que ha realizado la revisión a las motos. Desde aquí, una vez más, nuestro más sincero agradecimiento. Las motos están bastante bien, dentro de lo que se puede esperar de unas motos que han recorrido más de 130.000 km. en un año y medio, con algún que otro mal trato y especialmente habiendo pasado por tantas manos distintas. Los neumáticos aguantarán bien. Se les ha hecho niveles, cambio de bujías y conectado el ABS a una de ellas, que estaba en mal estado. La moto que llevará Sandra presentaba ya problemas en la anterior etapa, aparentemente de electrónica, pero tras conectarla al ordenador, ningún fallo es detectado. Tras recoger las motos las llevamos de regreso al centro de Paris. Gracias a Pierre descubrimos una “ágil” forma de conducir por Paris, con atajos, maniobras y velocidades nada recomendables para pilotos noveles; una mini-excursión francamente emocionante! Las dejamos cómodamente aparcadas en un parking cerca del hotel: una cosa menos que hacer! Por cierto, ha resultado complicado encontrar plazas de parking en un parking cubierto: resulta que por norma está prohibido aparcar en el centro de Paris motos en parkings subterráneos, de no ser abonado. Pero un amable empleado del parking en la calle Mac-Mahon, tras escuchar pacientemente nuestra aventura, hace una excepción y observa, no sin admiración, como las dejamos discretamente en un rincón.

En el hotel nos reunimos todos y organizamos un pequeño aperitivo de bienvenida con unas botellas de champagne y el queso suizo, que nuestros nuevos amigos del Club BMW de Ginebra nos regalaron en la anterior etapa. Nos encanta el queso, pero no era cuestión de llevarlo encima una semana más! Durante el brindis se nota la emoción y los nervios que todos sentimos ante el inminente comienzo de nuestra etapa. Y para apaciguar este nerviosismo nada como coger el toro por los cuernos y antes de ir a cenar, bajamos al parking para que todas tomen un primer contacto con sus compañeras de viaje además de cambiar el asiento que Moncho ha cedido a Gisela. Sería un tanto pretencioso no admitir que la aparente altura de las motos nos da cierto pavor. Sandra intenta dar explicaciones de los mandos y funcionamiento de las motos: las chicas oyen pero no escuchan, están más entretenidas estudiando la altura, como enderezar la moto y sacar la pata de cabra. Pero admiten que, una vez motadas encima, la altura no es tan notable. ¡Buena señal!!!

La cena discurre animadamente, con nerviosas risas y repasando todos aquellos consejos y sugerencias que, con toda la buena fe del mundo, amigos y maridos han dado para hacer la conducción sobre las Adventures más fácil y placentera.

29 de agosto 2007: Paris – Champlan – Étampes – Orleáns – Blois – Amboise

La noche ha sido muy larga para algunas y algunos… Tenemos que cumplir una primera misión, nada más comenzar el día, no sin antes haber superado unos obstáculos… Esos primeros obstáculos se encuentran en el propio parking: rodar los primeros metros sobre suelo resbaladizo, pasar la barrera tipo bayoneta, subir por la pronunciada rampa y una vez en el exterior, realizar un giro de 180º sobre los centenarios adoquines del firme parisino, acompañados de dos pequeñas aceras, para ciclistas y peatones. Todas estas pruebas se superan sobradamente y no podemos disimular la cara de alivio. Siguiente handicap: introducirnos en la plaza de L’Étoile (una de las escasas rotondas existentes en el mundo donde ha de ceder preferencia el que se encuentra dentro de ella y no el que se incorpora) para tomar la avenida que nos llevará a la torre Eiffel. ¡Nuevamente el éxito es rotundo y con ello damos por concluido el período de prueba de adaptación a las motos!

Afortunadamente para nosotras, se están llevando a cabo unas obras en las inmediaciones de la torre Eiffel, por lo que conseguimos parar cómodamente y hacernos las fotos de rigor ante este icono de Paris. Lamentablemente no podremos hacerlas desde la plaza de Trocadero, donde medio mundo se ha hecho la foto de rigor, pero es que realmente estaba FATAL por las obras, imposibilitando parar allí. Por ello en la foto oficial con la torre no se ve la cúspide de la misma.

Y es ahora cuando Marta ha de comenzar su dura intervención en esta etapa: sacarnos de Paris sin retrasos ni errores y guiarnos a través de Francia y España hasta llevarnos a la Plaza de la Villa en Madrid. ¡Y la verdad es que lo conseguimos!!! Marta, no lo tomes mal, no que dudemos de ti, ¡pero el tráfico, a esas horas por la mañana, en Paris, es espantoso!!!

Tras algunos kilómetros por autovía, para acelerar nuestra escapada de la gran urbe, ya sentimos como si nos encontrásemos en otro país, otro planeta… Rodamos por estrechas carreteras, sin apenas tráfico, bordeadas por altos árboles que Inés no deja de señalarnos con entusiasmo. Pronto el río Loire se incorpora a nuestro trayecto, y nos acompañará durante toda la jornada. Contentas, exultantes, emocionadas, aliviadas y maravilladas llegamos a nuestro primer destino, Amboise, donde el encanto del Chateau que hemos escogido para pasar la noche nos hace sentir como princesas, mientras nuestros caballos descansan en el patio trasero.

Tras refrescarnos y cambiarnos, unas descansamos un rato, otras pasean e incluso hay quien se toma un baño en la preciosa piscina. Luego nos reunimos todas para pasear entre los huertos del palacio y, como pequeños gamberros, comenzamos a comer frambuesas, como aperitivo. Mª Rosa ha traído consigo unas botellas de un espectacular cava de sus bodegas, Giró Ribot, que cada noche disfrutaríamos, exceptuando una, donde el propietario del hotel no nos permitiría degustarlo.

Primera jornada completada y ¡que satisfacción!!! Ya nos podemos comer el mundo con esas motos, ir a donde nos digan; nos encanta su potencia, su agarre, su nobleza, la seguridad que nos inspira e incluso sus frenos! Hemos recorrido unos 280 km. Esta noche soñaremos con angelitos… sobre GS1200 Adventures!!

30 de agosto 2007: Amboise – Loches – Châtelierault – Chauvigny – Luzca-les-Châteaux – L’Isle Jourdain – La Rochefoucauld – Nontron – Brantôme – Bourdeilles

Comenzamos la jornada con el genial sentido de humor que nos acompañará en toda la etapa. Es el Santo de Mª Rosa, y antes de que ella llegue a la mesa para desayunar, a Marta se le ocurre adornar el sitio de Mª Rosa con pétalos de rosas, candelabros renacentistas, pesadas figuras de bronce y demás adornos rococó a nuestro alcance para sorprender a la homenajeada.

Tras un recorrido laberíntico por las estrechas calles de Amboise, decidimos visitar en Amboise el museo de Leonardo da Vinci, donde pasó los tres últimos años de su vida. Hasta 49 de sus inventos están representados en miniaturas o en tamaño real. Allí vemos inventos tales como un predecesor del helicóptero, bomba de agua, tanque blindado, bote a pedales (como los que se utilizan para salidas costeras turísticas), una escalera extensible (parecida a las que emplean los bomberos) o el primer anemómetro. Nos quedamos maravilladas, y el entorno es nuevamente como recién salido de un cuento. Inés sigue encantada por la altura de los árboles.

Pero tras ese recorrido cronometrado, el deber nos llama, así como también nuestras ganas, y reemprendemos el viaje dirección Salies de Béarn. Siguen los paisajes donde dominan campos de maizales y girasoles espectaculares y algún que otro castillo sobre verdes colinas. Nos llama la atención los grandísimos crucifijos que encontramos al borde de las carreteras, en algunos pueblos.

Nos damos cuenta que estamos haciendo caso omiso a esas cariñosas sugerencias que a todas nos habían dado: llenamos los depósitos de gasolina a colmar, buscamos cualquier excusa para rodar sobre tierra, llevamos las maletas (que proporcionan una agresiva estética a las motos), y no dejamos de hacer giros, sobre todo a la entrada o salida de pueblos, donde perderse es fácil.

Terminamos la jornada con 315 km. recorridos, que nos saben a poco, y nuevamente nos obsequiamos con una noche en un impresionante Chateau perdido entre verdes colinas y al que accedemos por una pendiente de gravilla. Tras un corto relax nos dispersamos haciendo agradables paseos antes de cenar para abrir el apetito dado que es incuestionable que estamos disfrutando al máximo del arte culinario francés distinguidamente vestidas y peinadas para la ocasión.

31 de agosto 2007: Bourdeilles – Ribérac – Bergerac – Agen – Condom – Eauze – Hagetmau – Rotes – Salies-de-Béarn

¡Ya tenemos la banda sonora que nos acompañará durante la etapa! Inés no para de tatarear alegremente “faites attention dans le virage, il peut sortir le grand camion…” Hoy nos esperan unos 360 km. de recorrido que, yendo por carreteras secundarias, las que en los mapas aparecen como “blancas”, es bastante decir. Nos hemos propuesto evitar rodar tan siquiera por carreteras nacionales.(Hasta el momento lo estamos consiguiendo)

Quien haya podido escuchar nuestras conversaciones, habrá podido constatar que muchas veces no resultaban nada femeninas: hablamos apasionadamente sobre el grip que tienen nuestras motos, lo suave que entran las marchas a pesar del desgaste que llevan, técnicas de frenado y trazado de curvas. Juan Antonio y Nico deben de estar alucinando: ¿quien les hubiera podido decir que seríamos tan polifacéticas? Nos lo estamos pasando francamente muy bien y además el tiempo acompaña: todas lucimos un bronceado facial a base de extrañas manchas sobre nariz, pómulos y las poquísimas zonas que los cascos nos dejan descubiertas.

Más árboles, campos de trigo segado, pueblecitos, montes, aves rapaces sobrevolándonos… Tan solo el suave ronroneo de nuestros motores rompe el silencio. Llegamos a Salies-de-Béarn, población famosa por sus aguas termales, que resultan ser 10 veces más saladas que el agua del mar. Una vez instalados en el hotel, nos vienen a ver María y Antonio, amigos de Marta, que no pueden dejar de inmortalizar nuestras motos y escuchar nuestras hazañas logradas hasta el momento. Nos sorprende gratamente la amabilidad de los empleados del hotel, el Hotel du Golf, un sencillo establecimiento pero con preciosas vistas sobre el campo de golf. Estamos ya cerca de España, mañana cruzaremos la frontera.

1 de septiembre 2007: Salies-de-Béarn – St. Jean-Pied-de-Port – Roncesvalles – Aoiz – Urroz – Valle de Elorz – Puente la Reina – Logroño

Gisela insiste en limpiar la pantalla de la moto que lleva Inés, ante la satisfacción de ésta. Y es que se confunde de moto; otro motivo más para cada mañana reírnos. Gisela es la más obediente y nuestro ejemplo a seguir: menuda pero peleona, hace lo que se le manda sin rechistar! Incluso es capaz de soportar las bienintencionadas broncas de Juan Antonio cuando éste nos llama la atención de que hemos de proseguir. Entramos en España por  Roncesvalles. ¡Lo estamos consiguiendo, estamos llegando! Pero al mismo tiempo ello significa que también se está acercando el final de nuestra aventura… no pensemos en ello ahora! Disfrutamos como criaturas de las curvas, trazarlas es como bailar!!! Las motos entran solas, ni que estuviesen leyendo nuestro pensamiento… Realmente este tramo se nos ha hecho corto. Hemos de seguir hasta Logroño pero para alargar más nuestras travesías por esas tierras recónditas, nos acercamos a la Foz de Lumbier para ver las impresionantes colonias de buitres que habitan en esa garganta. Se agradece caminar un rato y hacer un poco de ejercicio. El calor es abrasador y encontramos alivio en los túneles de esta antigua vía férrea que ahora es un paseo turístico.

Al regresar a las motos, Sandra hace una de las suyas para comprobar si hemos aprendido el correcto uso de todos los mandos de las motos. Gisela e Inés enseguida se dan cuenta, pero es al cabo de unos cuantos kilómetros cuando Mª Rosa, y tras realizar bruscos movimientos con las manos en el aire decide parar: los calientapuños están en su posición más alta, por lo que se está abrasando las manos!!! Prueba superada, pero a Sandra tarde o temprano le tocará la venganza…

Llegamos a las afueras de Logroño y a través de una corta pista alcanzamos las bodegas del Marques de Vargas. Visitamos las bodegas y nos obsequian con una maravillosa degustación de sus vinos. Pasaremos la noche aquí. Hemos hecho 276 km. y ver las imponentes motos aparcadas delante de los viñedos, a la luz del atardecer es una imagen indescriptible. También aquí recibimos una agradable visita de Mercedes, amiga de Gisela, que se queda con nosotros esa noche.

2 de septiembre 2007: Logroño – Valle de Iregua – Sierra de Cameros – El Burgo de Osma – Berlanga de Duero – Brías

Salir de Logroño nos cuesta un poco: hacemos muchos giros en rotondas varias y menos mal que tenemos a Marta y Juan Antonio para echar a alguien la culpa! Al ser domingo, afortunadamente no tenemos tráfico incordiándonos. A través de una parte de la Sierra de la Demanda llegamos al Puerto de Santa Inés donde, evidentemente nos paramos para retratar dicha coincidencia.Los paisajes que cruzamos son imponentes, preciosos. Sierras, aldeas, embalses, gargantas, nacimientos de ríos, lagunas, vacas y caballos en medio de la carretera y de los pueblos… los cinco sentidos se nos saturan de tanta belleza!!! Aún así nos sabe mal habernos perdido la Laguna Negra y el Cañón del río Lobos; otra vez será, con o sin Adventures. Una de nuestras tareas a cumplir hoy es encontrar un lugar donde poder comer y ver al mismo tiempo la carrera de MotoGP en el circuito de Missano. ¿Y qué lugar podría ofrecernos estas facilidades? La estación de autobuses en El Burgo de Osma! Nos instalamos todas de cara a la pantalla, con permiso del amable dueño del restaurante. ¡Una vez más, muchísimas gracias por la amabilidad y permitirnos aparcar en la misma estación!

Inés, por un momento, se hace ilusiones pensando que puede llegar a las poblaciones a 160 km/h y hacer las curvas de las paellas a 90 km/h; no dudamos que si quisiera lo haría, sin embargo se trata de una pequeña avería que está teniendo su cuentakilómetros. Al cabo de 205 km. de recorrido total llegamos a Brias, un pueblecito donde en invierno solamente viven 7 habitantes. ¡Que paz se respira! Nos dan la bienvenida Laura y Jesús, los dueños de la posada Palacio de Brias, un maravilloso palacete del siglo XVII, que en aquel entonces había sido propiedad del obispo de Lugo y donde pasaremos la noche. Laura, americana de origen, se ha esmerado en prepararnos unos platos típicos de la región, e incluso los postres y licores los ha preparado ella. Vamos en busca de la señora que se encarga de vigilar la iglesia, para visitarla, y los simpáticos perros de la posada nos llevan campo a través a una preciosa y abandonada ermita.

3 de septiembre 2007: Brias – La Granja de San Ildefonso

Nos enorgullece poder decir que nuestras cuatro Adventures han recorrido algunos kilómetros del Camino del Cid. Infinitos campos de girasoles, algunos de ellos mirándonos, otros dándonos las espaldas, nos hacen perder la noción del tiempo. Las hoces del Duratón nos impresionan mucho. Las paellas vertiginosas, tanto de subida como de bajada, nos recuerdan nuestro empeño en circular por carreteras prácticamente borradas de los mapas. Los olores de la salvia, el espliego, el romero y el tomillo entran a través de los orificios de nuestros cascos. Cuando has leído “Campos de Castilla” de Machado, uno entiende el valor de las sendas que pisamos. Disfrutamos como críos de cada una de las curvas que trazamos y realmente es una bonita imagen vernos!

Esta jornada no la queremos alargar demasiado: haremos un total de unos 180 km. Todo y que desearíamos poder parar cada cinco kilómetros, queremos llegar relativamente pronto para podernos relajar y dejar aflorar nuestra parte femenina. Queremos visitar los jardines del Palacio de La Granja de San Ildefonso y disfrutar junto a Belén y Pilar, amigas de Inés, de la última cena de nuestra etapa. Ahora ya sí la melancolía es notable y no cesamos de recordar las carreteras, las anécdotas, las risas, lo bien que nos lo hemos pasado y, sobre todo, lo bien que lo hemos hecho!

4 de septiembre 2007: La Granja de San Ildefonso – Puerto de Navacerrada – Madrid

Los últimos 125 kilómetros de nuestra aventura, y en esta ocasión cargados de emoción y alegría! A primera hora Gerardo, Peter y Pedro se reúnen con nosotros en el Parador de La Granja para desayunar juntos. ¡Tenemos tantas cosas que explicar y nos espera un día tan emocionante! Juntos emprendemos el trayecto con destino a Navacerrada y, como aún es pronto, decidimos dar una vuelta hasta Rascafría. Las vistas nos maravillan, y seguiríamos durante horas conduciendo por estas carreteras. De vuelta al Puerto de Navacerrada, vemos que ya han ido llegando las primeras motos. Pero Sandra se ha quedado atrás, y Nico con ella. Al cabo de un buen rato aparece Sandra sobre la moto de Nico y después Nico con la Adventure: la moto de Sandra está quejándose y parece ser que no quiere seguir. El problema, posiblemente electrónico, y que ya se había anteriormente manifestado en Ginebra y en los Alpes, parece afectar a la inyección, haciendo que la moto se pare. ¡No es posible que a pocos kilómetros de la meta la moto haga eso!!! Intentamos hacer caso omiso y tomamos algo con nuestros amigos y los innumerables compañeros y pilotos de otras etapas. ¡El ambiente es absolutamente genial!

Sobre las tres y cuarto nos ponemos en marcha y comenzamos la recta final. Nuevamente la moto de Sandra, y ya en la bajada de Navacerrada, se queja, y se para. Pero decide poner tercera, dar gas a fondo y seguro que con la ayuda mental de la Organización, que lo está viendo todo, las compañeras y el séquito el motor vuelve a ronronear para seguir adelante y seguir fiel hasta el final. Cuando miramos en nuestros retrovisores, vemos una infinita hilera de faros que nos siguen; es impresionante que nos estén acompañando unas 200 motos durante nuestros últimos kilómetros! Nuestros amigos Tito y José Ramón, con sus preciosas clásicas R90’s no paran de circular a nuestro lado para sacarnos unas estupendas fotos. La Policía Municipal pronto se une a nuestro grupo, escoltándonos y regulando el tráfico al mismo tiempo que cierra el paso a la inmensa caravana que hemos formado. Es francamente impresionante entrar en Madrid de esta manera: La Castellana, La Cibeles, Recoletos, Atocha, todas esas monumentales avenidas para nosotros, saltándonos los semáforos en rojo y con el tráfico cortado, los aplausos de los peatones, coches y motos tocando el claxon, francamente una experiencia inolvidable.

Al llegar a la plaza de la Villa, intentamos calmarnos, organizarnos y aparcar debidamente las homenajeadas: las cuatro maravillosas Adventures. La gente nos fotografía, aparecen periodistas, con cámaras y micrófonos. Preguntas, respuestas, sonrisas y nervios. Pronto el Alcalde Ruiz Gallardón sale a recibirnos y darnos una calurosa bienvenida. Nos pregunta por el viaje y como se nos ha ocurrido realizar tal aventura. Realmente muestra mucho interés por las Adventures, como buen motero que es! Tras una charla distendida, nos invita a pasar al Ayuntamiento para ofrecernos una agradable recepción.

Ha sido un éxito. Las motos y nosotras hemos llegado sanas y salvas. La verdad es que todas hemos contribuido en la organización de la etapa: nos hemos repartido las tareas de reservar hoteles, trazar el recorrido, inventario del equipaje a llevar, reportaje fotográfico, etc. Inés, como jefa del equipo, además siempre ha estado pendiente de nosotras, de las motos, los neumáticos, del nivel de aceite… Como miembro destacado de esa legendaria y emblemática familia motera, nos ha equipado a todas con cascos, guantes y camisetas, que tan orgullosamente lucimos. Y, como no, agradecer a Juan Antonio y Nico por haber estado con nosotras y ejercer “de hombre” cuando en alguna ocasión nos hacía falta algo más de fuerza para mover las motos en parado. Gracias a la Organización por hacernos partícipes de esta aventura y haber hecho que nos hayamos conocido; gracias a Madrid por la espectacular e inolvidable bienvenida; a los demás moteros que nos han acompañado durante los últimos emocionantes kilómetros. Y a BMW por habernos permitido disfrutar de esas maravillosas fieles y nobles motos. Ahora ya hemos recobrado la normalidad. Sobre ciclomotores ya no sabemos ir: ¡que mal frenan!. Cogemos carreteras estrechas del trabajo a casa para simular una mini-etapa. Pero quedan los recuerdos, la amistad y las ganas de repetir en cuanto podamos. Equipo nº 30